Este jueves santo, concluida la misa vespertina más conocida como la Cena del Señor o la Última Cena, termina el tiempo de Cuaresma e inicia el Triduo pascual. Triduo o tres días que son el centro del año completo litúrgico. La iglesia invita para hacer estos días diferentes y distintos de todo el resto de los días del año
Desde el miércoles de ceniza, que este año fue el 13 de febrero, los católicos iniciaron la cuaresma, cuarenta días preparatorios de la pasión, crucifixión, muerte y Resurrección de Jesucristo; fue la época en que muchos creyentes se dedicaron a la oración, el ayuno y la caridad. Por eso, muchos de los que ayunaron en la tarde del Jueves Santo llevarán a los Monumentos en los templos alimentos perecederos comprados con el dinero de aquellas cosas de las que se abstuvieron, y que servirán para las ollas comunitarias las que la arquidiócesis de Cali alimenta a más de 1.700 personas, indigentes muchas de ellas.

El Jueves Santo
Es costumbre que el Jueves Santo hacia el mediodía los obispos con sus presbíteros y diáconos celebren la Misa Crismal en la que se renuevan las promesas sacerdotales pronunciadas el día de la ordenación. Es un gesto de gran valor, una ocasión muy propicia en la que los sacerdotes reafirman su propia fidelidad a Cristo, que los ha elegido como sus ministros. Por motivos pastorales, en algunas diócesis, esta Misa no se celebra el Jueves Santo sino el lunes, martes, miércoles o el mismo jueves en la mañana un día anterior

En la Misa Crismal, además, se bendice el óleo de los enfermos y el de los catecúmenos y se consagra el Crisma. Ritos estos con los que se significa simbólicamente la plenitud del Sacerdocio de Cristo y esa comunión eclesial que debe animar al pueblo cristiano, reunido para el sacrificio eucarístico y vivificado en la unidad por el don del Espíritu Santo.

En la misa vespertina del Jueves Santo, se rememora la Última Cena de Jesús con sus apóstoles en la que les lavó los pies dando un ejemplo de lo que es el servicio. Foto tomada de internet.

En la misa vespertina del Jueves Santo, se rememora la Última Cena de Jesús con sus apóstoles en la que les lavó los pies dando un ejemplo de lo que es el servicio. Fue en la Última Cena cuando Jesús se quedó en el pan y en el vino, dejó su cuerpo y su sangre. Desde ahí Jesús constituye ministros a sus discípulos y a cuantos proseguirán su ministerio a través de los siglos. Al terminar la última cena, Jesús se fue a orar, al Huerto de los Olivos. Ahí pasó toda la noche y después de mucho tiempo de oración, llegaron a aprehenderlo.

Terminada la misa vespertina, los creyentes velan en presencia del Santísimo Sacramento, recordando la hora triste que Jesús pasó en soledad y oración en el Huerto de los Olivos, antes de ser arrestado y después condenado a muerte.

Viernes Santo
Y llega el Viernes Santo, día en que se recuerda la Pasión de Nuestro Señor: su prisión, los interrogatorios de Herodes y Pilato; la flagelación, la coronación de espinas y la crucifixión, conmemorado con un Viacrucis solemne. Este día la Iglesia celebra la Muerte salvadora de Cristo y en el acto litúrgico de la tarde, medita en la Pasión de su Señor, intercede por la salvación del mundo, adora la Cruz y conmemora su propio nacimiento del costado abierto del Salvador.

Viacrucis por las calles de Yumbo. Foto Asociación de Cargueros para www.todosesupo.com

La muerte de Cristo recuerda el cúmulo de dolor y de males que pesa sobre la humanidad en todo tiempo: el peso aplastante de nuestro morir, el odio y la violencia que siguen ensangrentando la tierra. La pasión del Señor continúa en los sufrimientos de los hombres y estará en agonía hasta el fin del mundo.

Si el Viernes Santo es un tiempo lleno de tristeza, es al mismo tiempo un día propicio para volver a elevar nuestra fe, para reafirmar nuestra esperanza y el valor de llevar cada uno nuestra cruz con humildad, confianza y abandono en Dios, seguros de su apoyo y de su victoria.

Sábado Santo y Vigilia Pascual
La esperanza se alimenta en el gran silencio del Sábado Santo, en espera de la resurrección de Jesús. En este día los templos están desnudos y no están previstos ritos litúrgicos particulares. La Iglesia vela en oración como María y junto a María, compartiendo sus mismos sentimientos de dolor y de confianza en Dios.

La Iglesia recomienda conservar durante la jornada un clima orante, favorable a la meditación y a la reconciliación; se anima a los fieles a acercarse al sacramento de la Penitencia, para poder participar realmente renovados a las Fiestas Pascuales.

El recogimiento y el silencio del Sábado Santo conducirán en la noche a la solemne Vigilia Pascual, “madre de todas las vigilias”, cuando prorrumpirá en todas las iglesias y comunidades el canto de alegría por la resurrección de Cristo. Una vez más, se proclamará la victoria de la luz sobre las tinieblas, de la vida sobre la muerte, y la Iglesia gozará en el encuentro con su Señor. Se entra, así, en el clima de la Pascua de Resurrección.

Domingo de Resurrección o Domingo de Pascua
Es el día más importante y más alegre para todos los católicos, ya que Jesús venció a la muerte y nos dio la vida. Esto quiere decir que Cristo nos da la oportunidad de salvarnos, de entrar al Cielo y vivir siempre felices en compañía de Dios. Pascua es el paso de la muerte a la vida.

Domingo de Resurrección, es el día más importante y más alegre para todos los católicos, ya que Jesús venció a la
muerte y nos dio la vida. Foto Asociación de Cargueros de Yumbo para www.todosesupo.com

Fuente: Páginas católicas por internet y periódico La Voz Católica, edición marzo 2013.

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