Por Juan de Dios Vivas-Satizábal para www.todosesupo.com
El cinematógafo de don Teólfilo Quintana
La casa de don Teófilo Quintana, ubicada en la mitad de cuadra del costado oriental de la plaza principal, donde algún tiempo funcionó La Caleñita y que en el último año dio paso al edificio Centro Empresarial de Yumbo, fue donde se albergó por vez primera el cinematógrafo en Yumbo.
La casa de don Teófilo tenía una sala-teatro en la que se proyectaba con planta eléctrica propia cine mudo. Cuando se recalentaba la planta eléctrica debían echarle agua tomada de la acequia que bajaba por la carrera 3ª y que llegaba a la casa de los Quintana por un canal de ladrillos que la construcción del Templo y la pavimentación de la Plaza en 1959 tapó. La muchachada de los años 30 vieron películas como Invasión de Mongo y otras de aventuras.
En la calle del costado oriental del parque principal funcionó el primer cine de Yumbo. Foto montaje www.todosesupo.com (Agradecimientos a la Asociación de Cargueros de Yumbo)
Llega Cines Cauca a Yumbo
Posteriormente, en la esquina noroccidental del Parque Belalcázar, en el patio de la antigua Alcaldía, se proyectaron películas sonoras en un improvisado escenario. El palco de la sala era el balcón de la Alcaldía, y quienes no lograban puesto se sentaban en la grama del patio. Las funciones eran presentadas por Cines Cauca, compañía itinerante que deambulaba por los pueblos del Valle y Cauca, traída a Yumbo por Manuel Barona y unos amigos.
Alcaldía de Yumbo en los años 30. En su interior Cines Cauca proyectaba cine para los yumbeños. Foto especial para www.todosesupo.com
Cines Cauca venía a Yumbo los lunes y martes, y los muchachos, para ganarse la entrada a cine, se peleaban la sacada de un pesado tablón con los afiches y las vistas de la película, el día sábado al mercado, y el domingo al parque, después de la única misa de 9 de la mañana. Los artistas preferidos de la época fueron Libertad Lamarque, Carlos Gardel, John Wayne y otros vaqueros, indios y pandillas del oeste “americano”.
La muchachada de los años 30 vieron películas como Invasión de Mongo” y otras de aventuras. Foto montaje www.todosesupo.com
Hubo también otras maneras de ver el cine en Yumbo. Al entonces joven Alipio Valencia se le ocurrió la idea de proyectar diapositivas con un rudimentario proyector que él mismo hizo, y cobraba la entrada a la función. Además, la Secretaría de Salud Departamental presentaba cine educativo sobre prevención de enfermedades en el antiguo hospital San Diego de la carrera sexta, y una firma comercial proyectó cine de títeres en una de las paredes de la casa de las señoritas Ortiz en la esquina suroccidental de la Plaza Principal; era lo que se llamaba cine gratis.
Juan de Dios Vivas-Satizábal entrevista a Alipio Valencia quien, cuando joven, proyectaba diapositivas en su casa. Foto Sorayda Puente Ávila para www.todosesupo.com
El Teatro Belalcázar
Fray Alfonso de la Concepción Peña, con la colaboración de la ciudadanía, construyó el teatro parroquial Belalcázar inaugurado en el mes de septiembre de 1946 con la película Rosal Florido, eso dicen los más adultos, sin embargo es posible que se refieran a la película Luces de Buenos Aires de Carlos Gardel.
Como el Teatro Belalcázar inicialmente tenía un solo proyector, en la función había intermedio mientras se cambiaba el rollo. Los primeros operadores fueron Jesús García, Marcelo Rincón, los hermanos Benigno y Ángel María Sánchez Tello, Román Palechor y finalmente Miguel Lenis Vivas. Alfredo Satizábal Prado era el encargado de hacer los avisos de la propaganda y Eduardo Arellano, a pie limpio, recorría las calles de Yumbo anunciando por una potente bocina la película que se proyectaba todos los días en vespertina y nocturna. Los días viernes la entrada a la función era de gancho (dos personas con una sola boleta). En muchos yumbeños aún queda el recuerdo del cine de los decenios del 60 y 70. Las infaltables películas de Rodolfo de Anda (El Zurdo), Viruta y Capulina, Resortes, El Santo y Blue Demon; era la época del cine mexicano.
En el Teatro Belalcázar los yumbeños veían las películas de Rodolfo de Anda (El Zurdo), Viruta y Capulina, Resortes, El Santo y Blue Demon; era la época del cine mexicano. Foto montaje www.todosesupo.com
El Teatro Belalcázar tenía palco y luneta, siendo más costoso el primero por las comodidades: sillas individuales de madera en un segundo piso cerca de la sala de proyección. La entrada a palco eran unas gradas aisladas de la puerta de entrada al teatro por una cortina que algún día había sido roja y bella, y que evitaba que la gente desde la calle viera gratis la película. Las barandas de las gradas inicialmente estuvieron descubiertas lo que aprovechaban los niños para colarse, y los mayorcitos para gozar el espectáculo de verles las piernas y los calzones a las muchachas que subían al palco. Esto fue motivo más que suficiente para que los sacerdotes ordenaran clavarle tablas laterales a las barandas.
Luneta era el sitio popular: sin sillas individuales y sí largos escaños, lo mismo que pequeñas bancas para cuatro o cinco personas. Estas bancas se prestaban para la indisciplinada de los muchachos quienes comenzaban a trastearlas de un lado para otro, además de utilizadas para subir a palco. Cuando la afluencia de público era numerosa, quienes no alcanzaban puesto en luneta debían sentarse en el suelo, en la parte de adelante. Buscar acomodo ahí era todo un riesgo, pues no dejaba de ser una tentación para que aquellos que sentían deseos de orinar lo hicieran sobre el piso, chorro que por la pendiente iba a terminar en las posaderas de los espectadores de primera fila.
Cada año por diciembre en el Teatro Belalcázar se realizaba el Festival Navideño consistente en una función de cine con rifa de artículos para el hogar, premiando así la lealtad del espectador yumbeño con el único cine del pueblo. Esto era todo un acontecimiento que los yumbeños esperaban con gran anhelo: por los premios, y los más jóvenes porque había mayor asistencia de gente, más muchachas para ver y, ¡qué rico!, más recocha, eso recuerdan los jóvenes de entonces.
Muchos yumbeños aún recuerdan el énfasis que Miguel ponía cuando anunciaba la película de Semana Santa, la infaltable Mártir del Calvario con Enrrriiique Rrrraaaamballl. Foto Internet.
Esos mismos muchachos de la época nunca olvidarán a Miguel Lenis, a su hermano Bernardo que era el portero, y a Débora Prado, la taquillera. Miguel Lenis, además de ser el operador del cinematógrafo también pasaba los anuncios del teatro por los altoparlantes del Templo todos los días a las 12 meridiano y 6 de la tarde. Él, en los anuncios, contaba la película hasta cierto punto y de ahí en adelante: … a verla por la noche en su Teatro Belalcázar, terminaba diciendo Miguel Lenis. De pronto él fue el autor de la frase: Y no olviden que no hay películas malas sino públicos diferentes… Muchos yumbeños aún recuerdan el énfasis que Miguel ponía cuando anunciaba la película de Semana Santa, la infaltable Mártir del Calvario con Enrrriiique Rrrraaaamballl.
Desafortunadamente las películas llegaban a Yumbo bastante rayadas, reventadas, remendadas y a menudo se quemaban durante la función. Cuando esto ocurría se armaba la algarabía, la silbatina, y los madrazos para el pobre Miguelito y la legendaria frase: ¡Miguel, soltá el muchacho! Él, ni corto ni perezoso, no tenía ningún inconveniente en bajar el volumen del audio de la película, asomar la cabeza por la ventanita que tenía la sala de proyección que daba a la sala, y gritar a todo pulmón: ¡la tuya y de puro verraco, ahora apago y me voy! Proseguía con mayor ímpetu la silbatina, las protestas, y solamente los decentes de palco lograban convencer a Miguel para que reiniciara la proyección.
Epicentro de la cultura
Pero no todo fue desorden en el legendario teatro de los yumbeños, lugar de inicio de muchos romances que terminaron en matrimonios. El teatro Belalcázar fue el centro de importantes actos culturales, cívicos y políticos. Cada fin de año lectivo, su escenario servía para que los graduandos del Liceo Comercial y del Colegio Mayor recibieran sus títulos de bachilleres.
En el teatro Belalcázar eran las ceremonios de graduación del Liceo Comercial y del Colegio Mayor.
Foto Fernando Plaza para www.todosesupo.com
Promediando los años setenta, el Club Los Dinámicos programó un ciclo de películas para recoger fondos para financiar la naciente Biblioteca Popular, además de crear un gusto por el séptimo arte. Los yumbeños empezaron a degustar el cine de autor y por la pantalla desfilaron las obras de Seguei Eisenstein, Costa Gavras, Federico Fellini, Luis Buñuel, Giuliano Montaldo…
Con el paso de los años la obsolescencia técnica, una inadecuada administración y el cambio en el estilo de vida en los yumbeños con la llegada de la televisión, el betamax y otros centros de diversión llevaron al cierre del Teatro Belalcázar y posterior destrucción de la sala de cine.
El Cinema Éxito
Yumbo volvió a tener sala de cine finalizando el decenio de los 80. Don Guillermo Ortiz Olaya construyó el moderno Cinema Éxito en la carrera quinta con calle novena. Fue inaugurado el 25 de agosto de 1989 en solemne función con la proyección de la película Indiana Jones y los cazadores del Arca Perdida. El Cinema Éxito funcionó varios años y hoy, desafortunadamente, está cerrado.
En este lote de la carrera quinta con calle novena Guillermo Ortiz Olaya construyó el Cinema Éxito. El 25 de agosto de 1989 se estrenó con la película “Indiana Jones y los cazadores del Arca Perdida”. Foto James Dimaté para www.todosesupo.com
Por Juan de Dios Vivas-Satizábal.
El texto original escrito por Juan de Dios Vivas-Satizábal fue publicado en el libro Tertulias de Antaño (Cámara de Comercio de Cali, sede Yumbo. Mayo 1998).