Apenas llevamos dos meses del año, pero la Registraduría ya realizó tres elecciones atípicas y hay dos más programadas.

Además de las elecciones atípicas a la Alcaldía de Bello, que se repitieron en diciembre del año pasado después de que el voto en blanco ganara en octubre, en los últimos meses se han organizado elecciones para el Concejo de Sitionuevo, Magdalena; la Alcaldía y el Concejo de La Palma, Cundinamarca; y las JAL de Puerto Asís, Putumayo.

También hay elecciones programadas el 11 de marzo para la Alcaldía de Cáceres, Antioquia y el 18 del mismo mes para la Alcaldía de Santa Cruz, Nariño. Y pronto se programará una elección para escoger al nuevo alcalde de Cota, Cundinamarca, debido a que el ganador del cargo en octubre fue destituido.

Por otra parte, en enero también se habían programado nuevas elecciones para las JAL de La Esperanza, corregimiento de Carmen de Viboral, Antioquia y algunas comunas en Duitama, Boyacá y otras en Pasto, Nariño, pero en ninguna de estas se inscribieron nuevos candidatos.

Estas elecciones se han repetido por varias razones, como que el voto en blanco ganó en los primeros comicios, que hubo irregularidades en los documentos de la elección o el candidato elegido fue destituido o asesinado. Y esto no sale barato.

Según sus cálculos, cuando un candidato elegido es luego destituido, una nueva elección cuesta por lo menos 750 millones de pesos. Además de esto, para poder realizar las tres elecciones atípicas que ya se votaron durante este año, la Registraduría tuvo que pedirle al Ministerio de Hacienda 846 millones de pesos para financiar gastos tecnológicos, sobre todo para poder incorporar la identificación biométrica en los comicios.

Fuente: Lasillavacía.com

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