Por Juan de Dios Vivas-Satizábal para www.todosesupo.com
El último domingo de septiembre los yumbeños celebramos la Fiesta del Señor del Buen Consuelo. Cuentan los mayores que en los inicios de la vida parroquial, la fiesta era el 14 de septiembre, en la misma fecha en que los bugueños festejan al Señor de los Milagros.
Y fue un 14 de septiembre de los años 30, cuando fray Alfonso de la Concepción Peña fue invitado para que presidiera la misa campal en la plaza suelta que había frente a la capillita donde hoy se alza el Santuario del Señor del Buen Consuelo. Entre los peregrinos estaba el general Alfredo Vásquez Cobo, quien por las obras del ferrocarril del Pacífico estableció amistad con los yumbeños. Al final de la Eucaristía, Vásquez Cobo le dijo a fray Peña que la capilla ya estaba pequeña para albergar a los parroquianos yumbeños y a los muchos peregrinos que llegaban para las fiestas patronales. Cuenta la tradición que en este momento fray Peña le rogó al Creador que le permitiera dar a Yumbo un gran templo.
A Yumbo llegaba gran cantidad de peregrinos: los unos a pie, los otros en buses o en tren, y los yumbeños gustosos les brindaban posada, y si tenían que dormir en el suelo lo hacían porque las camas eran para los forasteros; ninguna casa de Yumbo se quedaba sin recibir a alguien…
Pensando en aquellos visitantes, a fray Peña se le ocurrió la idea del Cristo Peregrino con la pequeña réplica de la imagen del Señor del Buen Consuelo que la Casa Legarda de Quito, donde fue tallada la imagen, entregó junto con la imagen tutelar de los yumbeños. Y en una urna de color azul claro, llena de flores, la mandó a los pueblos vecinos con los romeritos Valerio Sepúlveda, Neftalí Puente, Pascual Marines, Ernesto García y Antonio Puente.
Esta imagen del Peregrino era la que el sábado, víspera de la fiesta patronal, entraba triunfal entre arcos, música y pólvora, al pueblo y se dejaba en la casa de una familia devota hasta donde llegaba el cura párroco para presidir la procesión hasta el Templo parroquial.
En muchos yumbeños aún queda el recuerdo de que era en la tarde del sábado cuando los yumbeños daban muestras de alegría en honor a su Patrón, y en la noche disfrutaban de la corrida de la vacaloca en los hombros de Celestino Nieva; después, la quema del artístico castillo, en medio de los pasillos tocados por la banda de músicos. Era el momento en que los yumbeños se encontraban con los idos y recibían con los brazos abiertos a los forasteros.
El día domingo, a las diez de la mañana, era la Misa presidida por el obispo, y en la tarde la solemne procesión con la imagen de Jesús del Buen Consuelo recorriendo las calles de Yumbo junto a la feligresía, los peregrinos, las bandas marciales del Batallón Pichincha de Cali y músicos de Palmira, Candelaria y Corinto.
Como preparación a la Fiesta Patronal, los yumbeños durante nueve días asistían puntuales a la Eucaristía y al rezo de la novena. La novena en honor al Señor del Buen Consuelo fue escrita por el padre Peña, y ya próximos a celebrar los 80 años de haber llegado este franciscano a nuestro pueblo, aún se sigue rezando.