La filosofía ha puesto en tela de juicio la existencia de todo. Y de la nada. Desde Dios hasta el mundo que percibimos. Nada existe, es la consigna eleática de Gorgias según nos mandó a decir con un tal Platón. Siglos de debates, bocanadas de aire, ríos de tinta —y otros tantos de sangre— han corrido a partir de la negación de la existencia de una cosa o de la otra. Desde un Holocausto o una invasión hasta un axioma matemático o una premisa religiosa.

La reducción al absurdo (reductio ad absurdum), por ejemplo, es un método que utilizan los que saben de matemáticas y esas cosas, para proceder dizque con la demostración de la validez de una proposición. Al menos eso dicen y yo les creo. Ahora, eso es en las matemáticas, pero en la política la reducción al absurdo funciona un poco diferente, sólo un poco.

Me explico: La derecha colombiana, por ejemplo, se había caracterizado por negar la existencia del conflicto armado aunque el mismísimo Presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, tuviera que bloquear y militarizar más de dos cuadras a la redonda para poder comerse, entre otros platos, un suculento sancocho de gallina de patio en Yumbo.

Lo propio ocurre con la nueva derecha (que no es tan nueva pero que al fin y al cabo está estrenando poder). A ésta ya no se le ocurre negar el conflicto armado ni de fundas. Eso ya pasó de moda, al menos por el momento.

No obstante, siendo que el mismo modelo económico —inaugurado con bombos y platillos por Gaviria, continuado más por Pastrana que por Samper y retacado por los dos periodos de Uribe— es el que ha llevado de la manito al país al lodazal de la crisis actual, el Presidente de la República afirma ante la absorta atención de su audiencia que «el tal paro nacional agrario no existe».

El país está cada vez más paralizado por las diversas acciones colectivas de cada vez más de sus sectores productivos; en una semana se ha registrado por lo menos cuatro muertos, las cifras de heridos, detenciones ilegales y abusos de la fuerza van en aumento…, y ante todo esto el presidente Santos osa negar la existencia del «tal paro nacional agrario».

Pero claro, la polémica declaración la hace desde la «Caminata de Solidaridad» liderada por doña Nydia Quintero, seguramente después de tomarse un auténtico café colombiano (traído de Italia).

El concho:
I. Santos se disculpó afirmando haber sido malinterpretado, sin embargo la represión policial —e incluso militar— continúa.
II. II. Un cuento del sufismo relata que un vecino de Nasrudin le pidió prestado su burro, «Lo siento pero ya lo he prestado» se excusó Nasrudin e inmediatamente rebuznó el animal delatándolo en su mentira. Antes de que su vecino le reclamara, Nasrudin le cerró la puerta en la cara diciendo «¿Crees más en la palabra del burro que en la mía?».

Por Marlium Jamir Pérez, especial para www.todosesupo.com

Marlium Jamir Pérez /Estudiante de sociología y de estudios políticos y resolución de conflictos; miembro de la Asamblea Departamental de Juventudes Liberales, del colectivo Colombianos y Colombianas por la Paz, del Parlamento Nacional de Juventudes Liberales y del Instituto del Pensamiento Liberal ‘Alfonso López Michelsen’.

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