Según el Ministerio de Salud, la exposición a sonidos reiterativos de por lo menos 85 decibeles (dB) puede causar pérdida auditiva. En Colombia se ha establecido que el nivel máximo de emisión de ruido en zonas residenciales es de 65dB, en zonas industriales hasta 75dB y en zonas de tranquilidad como hospitales y bibliotecas el límite es de 55dB.
Cifras oficiales indican que en nuestro país el 11 % de la población presenta problemas auditivos, es decir, aproximadamente 5 millones de personas. Expertos en la materia indican que la proporción de afectados aumenta a 14 % en la población activa, entre los 25 y los 50 años. Traídas esas cifras, en Yumbo se tendrían entonces unas 13.000 personas con afectaciones a la salud por la contaminación acústica.
Así lo dieron a conocer médicos expertos en la materia. Son datos preocupantes ya que la juventud (y muchos adultos) ha tomado en forma desmedida el uso de los aparatos electrónicos, están en contacto permanente con juegos, música, asistiendo a discotecas, a conciertos, en donde el ruido va más allá de los 90 a 100 decibeles.
Daños a la salud por exceso de sonido
Las personas que están expuestas al exceso de ruido pueden sufrir síntomas como zumbidos en los oídos, fatiga auditiva, mareo y estrés, pero la deficiencia auditiva es uno de los daños más comunes.
La principal consecuencia es, según la Organización Mundial de la Salud, la incapacidad para escuchar lo que se habla en una conversación cotidiana. Esto incapacidad puede estar acompañada de distorsión del sonido o sensación de ruidos que no están en el ambiente y es considerada una limitación social grave, pues incluso puede perjudicar la percepción del habla.
La OMS también indica que el ruido por encima de 80 dB reduce la actitud cooperativa y aumenta el comportamiento agresivo de los individuos, por eso este fenómeno también puede contribuir a efectos como estrés, nerviosismo, histeria, cambios de humor e incremento de conflictos sociales. A lo que se agrega que el ruido excesivo puede estar asociado con un incremento del riesgo de infarto de miocardio, una patología que provoca la muerte de una parte del músculo cardíaco.
Estudios internacionales, como el adelantado por el Observatorio de Salud y Medioambiente de Andalucía -España- (OSMAN), indican que otra de las consecuencias generadas por la exposición excesiva al ruido son los daños cardiovasculares, pues las exposiciones prolongadas “activan respuestas nerviosas y hormonales conduciendo a incrementos temporales de la presión sanguínea”.
El ruido ambiental también produce trastornos en el sueño. Síntomas como dificultad para quedarse dormido, despertarse frecuentemente durante la noche, levantarse demasiado temprano sin razón y alteraciones en la profundidad del sueño, pueden alertar sobre algún efecto adverso producido por el ruido.
Así es que, si los yumbeños queremos tener una mejor salud, bajémosle el volumen a los ruidos…
Estamos en grave peligro los vecinos del barrio el Lido, en Cali, quienes tenemos que soportar muy altos niveles de ruido desde que se instaló la Carpa La 50, espacio creado hace unos 6 meses, por un desconsiderado mercachifle de la rumba, un tal Carlos Paz. Este señor obtuvo en arrendamiento, un terreno de la SAE -Sociedad de Activos Especiales- muy seguramente sin notificar a la misma que utilizaría el espacio para lucrarse a costa del sufrimiento del vecindario, alquilando las carpas que instaló para un sinnúmero de espectáculos que utilizan un altísimo volumen en detrimento de la vida diaria del sector. Ni siquiera el hecho de que funciona muy cerca a este escenario la clínica Siglo XXI que atiende a los habitantes del sector de Siloé, entre otros,. Creo que el tal señor Paz tiene embaucada a la administración municipal de Cali porque ni siquiera el alcalde Armitage pudo ponerlo en cintura y el vecindario está verdaderamente muy afectado y además, y esto es aún más doloroso, les fue quitado por la fuerza a cientos de niños y jóvenes, el espacio recreativo y deportivo en que se había convertido el terreno que paulatinamente y a fuerza del trabajo mancomunado de niños y jóvenes lograron acondicionar para realizar torneos de fútbol tanto masculino como femenino. Sólo quedan como testigos mudos de este atropello las porterías metálicas que los chicos dejaron con la esperanza de que puedan volver a jugar un próximo”picado” que muy seguramente será la actividad que los aleje de la droga. Se necesita ayuda para que el mercader de la diversión, Carlos Paz, no perjudique más a este sector de Cali.