Por Mahmoud A. ibn Marlium Jamir para www.todosesupo.com
Se acaba de celebrar —nuevamente de manera antiestatutaria e ilegal— la VII Convención Nacional del Partido Liberal: más de lo mismo, pero con otra forma.
Más de lo mismo: César Gaviria, el ala neoliberal del Partido, reelegido por dos años más como jefe único —con lo cual se descarta de entrada una Dirección Colegiada— los sectores sociales excluidos, varios representantes de otros sectores del Partido ausentes, una participación pírrica…
Y nosotros, los excluidos, tirando piedras desde fuera mientras culpamos casi exclusivamente a Gaviria de la decadencia del Partido desde que cayó bajo su nefasta batuta que agita a un ritmo, más que pragmático, antiético, pero predecible. Antiético por obvias razones que saltan a la vista, predecible porque ya sabemos lo que va a pasar: ya sabemos que va a actuar pasándose los estatutos por la faja, ya sabemos que no es capaz (o no le interesa) ganar una campaña, ya sabemos que va a hacer lo que esté a su alcance para que no haya consulta de precandidatos, ya sabemos que va a dejar solo al candidato liberal, ya sabemos que va a negociar con el mismísimo diablo si así lo considera pertinente… en fin.
Ahora, hay que reconocer que hubo un par de asuntos —uno de forma y otro de fondo— que han cambiado. Por un lado, que por la situación que todos conocemos hasta la saturación, la Convención se llevó a cabo de manera virtual; y por otro lado, que hubo un sector importante que mostró sus inconformidades con el Gaviria, entre ellos Horacio Serpa, autoproclamado representante del ala socialdemócrata del Partido.
El Serpa, el mismo que hace dos años nos pidió respaldar al Gaviria a cambio de su compromiso con lo que él llamó «el malestar de los sectores sociales». Después de tantos años ahora resulta que ese mismo Serpa se vino a enterar de que el Gaviria no es una opción para dirigir al Partido. Digo que después de tanto tiempo porque él mismo ha sido víctima del proceder del Jefe Único de la colectividad.
Y es que precisamente el que debió hacer algo cuando tuvo la capacidad de hacerlo —y de hecho se comprometió a hacerlo— fue el propio Serpa, pero ha preferido negociar. Serpa el persistente candidato presidencial, Serpa el embajador, Serpa el Gobernador, Serpa el Senador, Serpa el padre del Senador…
Edgar Allan Poe relata varios episodios en que se da cristiana sepultura a varios personajes aún con vida. Si César Gaviria ha sido el enterrador del Partido Liberal, Horacio Serpa ha sido quien lo maquilla como para una fotografía «post mortem» que se utilizó tanto en el Romanticismo y que hoy nos repugna. Están maquillando y sepultando vivo al Partido Liberal ante nuestra mirada expectante.
Se dice que lo que sucede es que no hay quién se le salga al paso al Gaviria —llamado mula muerta atravesada por Juan Fernando Cristo—. Me niego a creer que no haya liderazgos alternativos incluso para conformar una Dirección Colegiada.
El concho: Ahora resulta que como los personajes en cuestión ya son adultos mayores, debemos agradecerles que sigan liderando el Partido cuando podían estar retirados. Salimos a deberles.
Mahmoud A. ibn Marlium Jamir. Sociólogo. Exmiembro del Parlamento Nacional de Juventudes Liberales. Excandidato al Consejo Directivo del Instituto del Pensamiento Liberal. Exsecretario de la Dirección Municipal Liberal de Yumbo. Corista y serenatero. Ópera, libros, café y tabaco.
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