El 8 de Diciembre de 1854 el Papa Pío IX promulgó el Dogma de la Inmaculada Concepción, según el cual la Virgen María, desde el momento de su concepción, por un don gratuito de Dios y por los méritos de Jesucristo, fue preservada de toda mancha del pecado original. Esta doctrina incluye que María nunca desobedeció a Dios en toda su vida. Cuenta la tradición que la Iglesia pidió a todos los feligreses del mundo católico que como muestra de alegría, de agradecimiento y de saludo a la Madre del Salvador, se hiciera oración y se encendieran velas en la víspera.
Ese es, pues, el origen de la bella tradición de la noche de las velitas o el alumbrado, que tanto arraigo tiene en nuestra cultura. Es una tradición que de manera difícil desaparecerá porque, además de ser una muestra de la tradición mariana de nuestros pueblos, para muchos significa el inicio de la temporada navideña.
Pareciera que todo el pueblo se preparara para celebrar la noche del alumbrado con el mismo entusiasmo con que se celebra la Noche Buena y la Noche de San Silvestre. Muchos vecinos corren para tener adornadas sus calles: se pintan motivos navideños en las aceras, se enlucen los sardineles, se prestan entre sí las pistolas de silicona, los clavos de acero, se reciben y se reciclan las serpentinas y los trozos de pino artificial…
Aquellos vecinos que no tienen sus casas adornadas desde noviembre, quieren hacerlo antes de que se empiecen a encender las primeras velas. Además, hay premura porque hay que conseguir la arena para llenar los faroles o las bolsas de papel donde se pondrán las espermas… Aun cuando corren los días de la pandemia, el entusiasmo no ha desaparecido.
Yumbo no es ajeno a esta bella tradición. Aquí el alumbrado se hace la noche del 7 de diciembre, pero por ser un pueblo pluricultural, no es extraño ver la noche del 8 también algunas residencias con las velas encendidas. Los barranquilleros que aquí viven procuran mantener la costumbre de iniciar el alumbrado en la madrugada del 8, sin embargo, muchos yumbeños terminan el alumbrado pasada la medianoche: “es que la costumbre es recibir a la Virgen María que se hace presente el 8 de diciembre, y antes de empezar el alumbrado, hacemos una oración a la Virgen María”, dice una mujer adulta mayor.
La noche del 7 de diciembre se convirtió en una buena fecha para que los vecinos compartan. Vecinos que por el agite diario no se dan la oportunidad de charlar entre sí, la noche del 7 genera el milagro. Se comparten galletas, natilla, buñuelos y en algunas partes no ha de faltar el plato navideño con pernil y de pronto se atraviesa una cerveza o una botella de aguardiente.
Para todos los yumbeños una feliz noche de las velitas, y aquellos que están por fuera de Yumbo, tengan la certeza de que los recordaremos.