Por María Eugenia Cuero Belalcázar, especial para www.todosesupo.com
Hace ya algunas semanas los yumbeños estamos recibiendo la información de los incendios forestales que poco a poco han venido ocurriendo, ya sea en otros departamentos, poblaciones o en nuestro propio entorno.
El panorama no podía ser más desolador el lunes 14 de septiembre de 2015. Viniendo de Cali, en la entrada de nuestro municipio, a eso de las seis de la tarde, se podía observar una inmensa columna de humo en el sector norte y en el resto del pueblo. Inmensas franjas de humo y gases que se acomodaban unas debajo de otras, impidiendo ver gran parte de las casas y lógicamente las montañas que nos rodean.
En el Occidente, hacia donde quedan los corregimientos de Santa Inés, Yumbillo, El Chocho, Montañitas y muchos otros, se podía observar un aterrador color rojizo que opacaba la puesta del sol. Como lo expresé en un comentario por este medio, Yumbo parecía un pueblo en posguerra, solo faltaban los cañones y las balas; pero en cambio, inmensas cantidades de cenizas invadían nuestras calles y nuestras casas, de hecho, ahora mismo seguimos respirando cantidades alarmantes de los productos de la combustión de nuestros pocos recursos forestales.
Esto es un verdadero desastre, no se puede negar, ya que las consecuencias en nuestra salud y el daño biológico en toda su magnitud son nefastas. Empiezo este análisis reflexivo, por el gran daño ambiental.
El aire
Los incendios de vegetación constituyen una fuente muy importante de contaminación del aire, porque lo que arde en las llamas se le conoce como BIOMASA, es decir, la cantidad total de materia viva presente en un ecosistema (todos los árboles, plantas pequeñas y animales de nuestras montañas). La quema de esta BIOMASA contribuye significativamente a la emisión de contaminantes gaseosos y partículas tóxicas, gases reactivos y de efecto invernadero.
El efecto invernadero, es lo que experimentamos en la actualidad y básicamente es la permanencia del calor del sol en la superficie del suelo, por eso aunque el sol se oculte en la noche, las altas temperaturas ambientales persisten, alterando nuestros ciclos de sueño y hasta nuestro estado anímico.
Químicamente, el efecto invernadero ocurre por las altas concentraciones de dióxido de carbono en el aire, éste, además de ser producto de la respiración de todos los animales y personas, sus niveles se incrementan con todas las actividades humanas que requieren la combustión de diversos materiales. Debido a la naturaleza de esta quema (biomasa), la combustión es incompleta, y como resultado se producen muchos contaminantes, tales como: partículas, óxidos de nitrógeno, dióxido de azufre y monóxido de carbono. Todas estas sustancias, durante su emisión y transporte transforman la fisicoquímica del aire. (Juan Eduardo Gil Mora. Pág. 1. Incendios forestales: Causas y efectos).
El suelo
Durante un incendio forestal, la capa oscura que cubre el suelo (humus) y que guarda todos los nutrientes necesarios para que crezcan plantas y árboles se destruye completamente por las altas temperaturas. Todos los seres que viven en el suelo, desde los microorganismos, lombrices, gusanos, hormigas, caracoles y muchos más, desaparecen, y como resultado tenemos la desaparición de muchísimas cadenas alimentarias que sustentan el equilibrio y belleza de nuestro mundo.
Cabe agregar que para recuperar estos suelos deben pasar muchos años, y eso si nosotros mismos los alimentamos con químicos para poder volver a plantar árboles, pero la vida que se pierde, difícilmente se recupera.
Los árboles y las plantas
Todas las cadenas y tramas alimentarias comienzan con un vegetal, ya que son estos los que nos brindan oxígeno para respirar y alimentos para mantener nuestra vitalidad, siendo los organismos más importantes de esto que llamamos VIDA. Además los vegetales absorben dióxido de Carbono del ambiente, purificando nuestro aire. Los árboles y plantas son el alimento, hogar y refugio de muchos animales, manteniendo de forma magnífica el equilibrio de todos los ecosistemas.
No es necesario mucho análisis para lo dicho, si mueren las plantas, muere la VIDA en todas sus manifestaciones.
Los animales
Recuerdo ahora la tarde de aquel lunes triste llegando a Yumbo. Mientras con mis compañeras esperábamos el cambio de luz en el semáforo de la entrada al pueblo, vimos un pequeño pájaro volando con dificultad en medio del humo y las cenizas.
Era un vuelo desesperado y sin dirección. El pequeño pájaro subía y bajaba sin control de sus alas…, simplemente me estremecí… No alcanzo a imaginar la cantidad de animales que han muerto en estos incendios. Pájaros, pequeños roedores, insectos, mamíferos medianos y pequeños, culebras, etc.
Cuando desaparecen especies animales, se incrementa el desequilibrio biológico de cualquier ecosistema ya que cada especie cumple un papel fundamental para el lugar que habita y redunda en el bienestar de todos los sistemas del nuestro planeta.
El agua
Compuesto fundamental para la VIDA. Todo se dice sobre el agua, pero… ¿tenemos real conciencia de su importancia? Tras los incendios forestales que nos han golpeado, los nacimientos de agua en las partes altas de las montañas, simplemente mueren.
Estos nacimientos se nutren de la vegetación que los rodea, ya que los árboles mantienen la humedad, ayudando a completar el ciclo hidrológico. Así como el río Cauca nace en el Macizo colombiano y comienza su recorrido con las aguas que le proporciona el gigantesco colchón vegetal de esta maravillosa área; también nuestro río y pequeños arroyos reciben el agua de las montañas llenas de vegetación; al desaparecer ésta, ya no hay fuente de agua, y por obvias razones NO HAY RIO.
Daños en nuestra salud
Por todo lo anterior, los efectos en nuestra salud debido a los incendios y quemas forestales no se hacen esperar. Los más afectados, diría que somos todos, pero para clasificar el estado de vulnerabilidad, expongo que los grupos con mayores riesgos son los ancianos, los niños, lactantes, mujeres embarazadas, personas con enfermedades respiratorias crónicas y personas con enfermedades cardíacas (Organización Mundial de la Salud).
Muchos yumbeños debemos estar experimentando los efectos de estos incendios, debido a la inhalación del humo y sus contaminantes, así como la permanente lluvia de ceniza en nuestro pueblo: tos, irritación en los ojos, malestar en la garganta, mareos, irritación de la piel y dolores de cabeza.
Por tanto, nombraré las repercusiones sanitarias crónicas (a mediano y largo plazo) que expone la Organización Mundial de la Salud:
- Aumento del riesgo cancerígeno.
- Aumento de la incidencia de asma y otras enfermedades respiratorias.
- Aparición de nuevos casos de neumopatía crónica y disminución de la esperanza de vida
Educación + Voluntad política
Por último, hecho todo este análisis y reflexionando sobre nuestra situación ambiental, solo me llega al pensamiento la palabra EDUCACION, acompañada de una buena dosis de voluntad política. Una educación que involucre a todos y a todas, una educación con compromiso y conciencia.
No hacemos mucho visitando y admirando los paisajes y las riquezas naturales, si no llevamos a la práctica acciones que contrarresten los efectos de los cambios ambientales de orden mundial. Estas prácticas deben enfocarse en recuperar los recursos que se nos están muriendo, proteger todo lo que significa VIDA, aportarle al medio ambiente recursos para mejorarlo, respetar y amar lo poco que nos queda, fortalecer desde la familia y la escuela los valores básicos para vivir en armonía con nuestros semejantes y con todos los demás seres.
Recuperemos la sana costumbre de VIVIR BIEN. LA VIDA ES TODO… TODOS SOMOS UNO.
María Eugenia Cuero Belalcázar. Nacida en Yumbo, bachiller del Colegio Mayor, licenciada en Biología y Química de la Universidad Santiago de Cali. Actualmente cursa Especialización en Ética y Pedagogía con la Universidad Juan D Castellanos. Hace 20 años presta sus servicios como docente del Municipio de Yumbo en la sede John F. Kennedy de la Institución Educativa Ceat General Piero Mariotti. Representante de los docentes en el Comité Interinstitucional de Educación Ambiental CIDEA.