El mal llamado pragmatismo, parece haber trazado una sólida frontera que impide cualquier clase de diálogo entre la ética y la política, pero sobre todo de estas dos con la democracia participativa.
El Polo Democrático Alternativo y el Partido Liberal; las dos colectividades que en el papel son de “la izquierda democrática”, en la práctica no son ni tan de izquierda ni tan democráticas, por lo menos no en la concepción participativa de estas nociones.
Mientras la normatividad del Partido Liberal establece como único medio de selección de candidatos la consulta; en una artimaña propia del estilo autoritario de Rafael Pardo (y que puede costarle su condición de afiliado al partido), se ha logrado imponer una anti-estatutaria resolución que permitió mediante el eufemismo de las “candidaturas tempranas” omitir esta herramienta de la democracia participativa.
Por su parte, el Polo (aunque con ortografía propia del CRY) ha invitado en un comunicado abiertamente parcializado hacia uno de sus dos precandidatos a escoger mediante encuesta su candidato único a la alcaldía del municipio.
Podría llegar a parecer irónico que siendo el Partido Liberal el precursor del mecanismo de la consulta y el Polo su sucesor en el marco de la reforma estatutaria, sus mecanismos de selección de candidatos se asemejen más a los depositados por la U, el PIN o Cambio Radical en su normatividad.
Aunque a principios de este año, lo científicos del Instituto de Tecnología de California (CALTECH por sus siglas en inglés) creyeron haber desarrollado el material más resistente del mundo; las abuelas y la clase política yumbeña nos han enseñado que “el papel puede con todo”.
Por: Marlium Jamir Pérez /Estudiante de sociología y de estudios políticos y resolución de conflictos; miembro de la Asamblea Departamental de Juventudes Liberales, del colectivo Colombianos y Colombianas por la Paz, del Parlamento Nacional de Juventudes Liberales y del Instituto del Pensamiento Liberal ‘Alfonso López Michelsen’.
