Otra Noche dividida en rondas
y canciones en busca de olvido.
Los días que se van son tiempo mudo.
La noche que se queda es melodía…
De “Sonetos a la Taberna”. II. Luis Carlos Bermeo.
Ayer noche de sábado 22 y Luna, cuando sonaba el bandoneón en Finlandia, terminó el III Encuentro de Poetas en Yumbo. El Instituto Municipal de Cultura, la Biblioteca Pública y el Concejo Municipal que abrieron sus puertas a más de una treintena de poetas y poetisas, talleristas y conferenciantes para que honraran la Poesía en estos tiempos de cólera y sequía. La ciudad más industrial del Valle del Cauca resonó por cuatro días con sonetos, versos libres, exquisiteces e improperios.
Se oyeron voces de sopranos, de tenores líricos, de bajos tonos, de requintos y chirimías. Alta lírica, metáforas de esmeralda y gualda, taberna, peces ebrios y cuartetas sabias al lado de sus autores llenos de humor e ilusiones. Acudieron como invitados Joseph Broderick, Orietta Lozano, Gloria María Medina, Aníbal Arias, Aloz Rojas, Luis Carlos Bermeo, Javier Tafur, Blanca Helena Muñoz, Octavio Victoria Orejuela, Sixto Antonio Estupiñán, Milton Fabián Fuentes, Manuel Arce Peña, Lucas Montero, Samuel Centeno, Fabio Arias Figueroa, Paola Natasha Molineros, Harold Kremer, Julio César Londoño, Ásbel Quintero Moncada, Julián Hernández, Wilson Fabián Ramírez, John Jairo Maceda y Harold García Sánchez.
Yumbo, es ciudad de hornos y humo, de lomas dormidas, de un sol que arde. Allí se oyeron versos y cantos tristes en honor al hombre trabajador y explotado, al niño expuesto y a las mujeres desplazadas. La mujer alzó su voz de heroína que suena bajo la sordina del hombre que la encorrala. De nuevo la Palabra fue protagonista de amores, de niebla y cardos, de misterio, miedo y frío. Los hombres tronaron desde sus torres con voces de ocre y guerras en “tiempo mudo”.
Este III Encuentro de Poetas en Yumbo, abundante plato y comida fresca, entre gritos de campaña y política agresiva, es un mentís a que la Palabra no es señal de paz y sombra de árbol. La Poesía se enseñoreó de una ciudad dueña de una loma donde el Sol dejó su espalda encorvada y se acostó para siempre. Dueño de una ladera donde el pobre sufre y mira cómo los hornos vomitan cisco y los árboles mueren cremados. “Cuando llegas a Yumbo/es brazo largo entre el humo/…cemento, cartón y loma/visten como de nube al pueblo”/, cantó el poeta en unos versos con hollín y sin bruma.
Entre el abrazo y las sorpresas hubo danza, teatro y música y espacio para hacer tertulia y amistad. Los colegios participaron y la ciudad miró extrañada cómo caminaban como fantasmas los poetas por el Parque, entre las cornetas y algarabía de la política. En el Auditorio-teatro del Instituto Municipal de Cultura se dieron cita muchos jóvenes, niñas, empleados y ciudadanos para recrear su oído y entrar a los nuevos mundos que crean la Poesía y sus portadores de fantasía.
Gracias, Yumbo, gracias, María Lida, Guillermina, Luis Carlos, Alcalde y concejales que llamaron a unas aves raras para que trinaran y alegraran con sus voces el ambiente cotidiano y rutinario. Por acoger su canto y por propiciar el regocijo y camaradería en tan pocos días.
Por Leopoldo de Quevedo y Monroy
Colombiano
leodequevedom@gmail.com
Excelente el encuentro. A propósito de Joe y Beckett, en el último número de El Malpensante el irlandés escribe de Beckett a raíz de una visita a su tumba.