Con motivo de recordar y rendir un homenaje al Cantor y director de teatro Víctor Jara, quien fuera asesinado hace cuarenta años, el programa Pertenencias que conduce Marco Fidel Suárez Arciniegas rendirá un homenaje en la emisión de este lunes 16 de septiembre a partir de las seis de la tarde por la emisora Yumbo Estéro 107.0 F.M.
Víctor Jara, nacido en septiembre de 1932, aquel heredero de Violeta Parra, “no cantaba por cantar ni por tener buena voz”, ni por figurar en las carátulas de discos o en anuncios publicitarios, ni por vanidad. No cantaba por farándula. Ni por vender grabaciones y pertenecer a las efímeras famas. Cantaba, dice uno, porque era un pájaro, libre y de canto ancho. Y hondo. Y porque siendo también guitarra, ésta (lo dijo él) tiene sentido y razón.
Cantaba por los sobrevivientes, por los desaparecidos, por los que nunca volvieron. Y tal vez por la incierta esperanza. Y por un mundo nuevo. Cantaba porque los estudiantes y los obreros y los campesinos querían que cantara. Y quizá porque ya sabía, a manera de premonición, que moriría “cantando las verdades verdaderas”.
La muerte de Víctor Jara
El cantante Víctor Jara, figura popular y entrañable entre los artistas chilenos, fue en las horas siguientes al golpe de Estado una de las víctimas torturadas con más saña. Víctor Jara fue detenido al mediodía del mismo día 11 de septiembre de 1973 en la Universidad Técnica de Santiago junto con un gran número de estudiantes y profesores de izquierda. Los soldados los condujeron a todos al Estadio Chile, un pequeño centro deportivo donde cabía una cancha de baloncesto y algunas graderías. El Estadio fue convertido esa tarde en campo de concentración. Unas 20.000 personas fueron apretadas en la cancha y en las graderías, bajo el cuidado de soldados nerviosos y de dedo rápido.
Cada momento eran sacados del recinto grupos de personas elegidos al azar por el hombre que dirigía el campo: el comandante Souper, el mismo que encabezó el 29 de junio de 1973 el primer intento de golpe contra el presidente Salvador Allende. Fue él personalmente quien hizo llamar a Víctor Jara, mientras éste tocaba la guitarra y cantaba con algunos prisioneros. Delante de todos fue golpeado brutalmente y un soldado le destrozó las manos con la culata del fusil. Víctor Jara, narró un testigo, siguió cantando y el propio Souper ordenó arrastrarlo fuera del Estadio. Al día siguiente, su cadáver apareció tirado en una barriada, con las manos destrozadas y el cuerpo acribillado.
(Tomado del libro Historia Ilustrada del Siglo XX, Ediciones Orbis, 1982).