El pasado sábado 14 de junio ganó la tricolor, los que representan nuestra tierrita, la que llevamos en el alma. No se hicieron esperar los piquetes de motos que acompañan la cultura de las caravanas para festejar hasta la caída del primer diente de la mascota.
Cultura que se fue metiendo con el pretexto de alegría, apoyo, diversión y muestra de poder. Decía el finado Misael Armando Espinosa, el popular Pocholo, “en esa caravana iban cuatro gatos y dos perros amaestraos…”. Personalmente pienso que si se controlan las caravanas, no hay ningún inconveniente en que la gente salga y bote un acumulado energía negativa y llegue el día lunes nuevo al trabajo; o bote esa frustración de de algo que estaba pendiente…
La cadena Cuatro de TV española del grupo Prisa y que tiene el mayor rating en TV, tiene un programa de deportes, Deportes Cuatro, 45 minutos diarios de información deportiva. El lunes 16, después de haber debutado nuestra Selección y habernos henchido el corazón, el comentario en este medio de comunicación me causó dolor: “Colombianos celebran triunfo como si hubieran ganado la copa mundial”; “de una forma extraña e incivilizada se lanzan en caravanas y exponen la vida de menores de edad”. Con tono de burla y mofa, de irrespeto hacia la colombianidad, es más las notas de prensa sobre nuestra selección Colombia en este medio noticioso deportivo son de que es una selección de bajo perfil y con un futbol de tercera generación. Después del desconcierto de la Selección española se hincharon las redes sociales sacándose el clavo de tan malos comentarios hacia nuestra tricolor.
Y es que no hemos podido ver en canal abierto jugar nuestra Selección, porque estos medios aún no han visto en la Selección Colombia el juego vistoso importante, y lo transmitan como partido de la jornada. Para estos medios, Colombia es violencia, incivilidad y pasta de coca como la broma desafectuosa que hiciera la actriz holandesa y embajadora para Unicef, Nicolette Van Dan, en la que publicó en su Twitter un montaje en la que aparece los jugadores Radamel y James Rodríguez aspirando la raya blanca que el árbitro traza, en ocasión de falta para que la barrera no se mueva, broma que simula el esnifar de una raya de perico.
Aun no somos la Selección agradable para algunos medios españoles que nos permitan ver por los canales de TV por lo menos los goles o el resumen de la jornada, o algún comentario alentador. Después de ver clasificada la Amarilla a octavos y ver la encopetada roja española caer; que hasta por cierto Chile les dijo: “la roja somos nosotros” me entra un aire fresco de venganza sana y una sonrisa ladina por sus mal intencionados comentarios hacia la cafetera.
Aquí en España, el futbol colombiano vale tres forros de lobo viejo, y ver a Falcao, Bacca y todos nuestros jugadores en las mejores ligas triunfando, hacen pensar, que vale más la imagen mala que se vende de nuestra patria querida. Los colombianos debemos reconocer que tenemos una grave situación, y es el narcotráfico. El 95 % de la cocaína que se exporta en todo el planeta Tierra sale de Colombia, según informes de las agencias gubernamentales.
Debemos reconocer que este problema es el padre de todas las BACRIM, es el hermano mayor de las fuerzas insurgentes, el tío abuelo de la política, primo hermano de las FFMM y PONAL, sobrino de algunos empresarios y madre de toda la descomposición social que se vive hoy Colombia.
Del narcotráfico es que nacen todas nuestras tristezas y desesperanzas, desde que Pablo Escobar Gaviria vendió a Colombia al mundo como el país del oro blanco, el país en el que se nadaba en la mejor pasta de coca. No podemos, entonces, esperar noticias agradables, sin que esté acompañada de una broma o un descalificativo hacia un país de personas trabajadoras y honradas como Falcao, Rodríguez, Nairo, Uran, Patarroyo, o Shakira, entre otros.
El avance significativo del proceso en la Habana tiene que pasar por dejarle a los colombianos una agenda para negociar con los narcos; debemos entrar en procesos que nos permitan ir saliendo lentamente de esa cultura incrustada como el moho de violencia, esa cultura de lo fácil y esa cultura de la algarabía; ir acostumbrándonos a la paz y al respeto hacia las otras personas. Entrar en una cultura del respeto significa el aprecio a la vida, significa tolerancia, prevención, civismo, ética, entre otros valores que aprendíamos en casa y en el colegio.
La celebración del último triunfo dejó en una de la ciudades más cívicas del país, Cali, 250 riñas callejeras, 25 atracos, el robo de 10 motos, la perdida de vida de una niña que murió a causa de una bala perdida y la muerte de otro menor a causa de accidente en moto. Dejó 350 vehículos inmovilizados y 35 accidentes de tránsito. La alcaldía de Cali decretó Ley Seca y Plan Desarme en toda la ciudad para el próximo martes, día en que la Selección Colombia enfrentará a su rival de turno, Japón en la primera ronda del mundial Brasil 2014.
Medidas adoptadas que para algunos son impopulares, para el comercio y otros establecimientos, desbordadas, y para los entes gubernamentales y de control, la salida preventiva apropiada para prevenir el balance negativo que presentó la última jornada futbolera.
Hemos creado una sociedad anarquista, antisocial, individualista e irrespetuosa que evade su responsabilidad, y que va asumiendo ciertos roles incrustándolos en culturas que para algunos son síntomas de atraso, incivilidad y subdesarrollo.
Por Alexánder Muñoz para www.todosesupo.com.
Alexander Muñoz.
Valencia Sp.
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