Por Fairlane Ghelboe para www.todosesupo.com
Todos los yumbeños (considerando yumbeño, al de pura cepa como al acogido por esta tierra industrial) hemos hecho uso del servicio público hacia la ciudad de Cali en nuestra estancia en el municipio.
Es importante aclarar que soy como uno de los miles de pobladores y probablemente como usted apreciado/a lector/a que diariamente aborda un bus hacia la vecina ciudad y de regreso a nuestro pueblo. Lo hacemos ya sea para ir a estudiar, trabajar, buscar trabajo, visitar a la novia o hasta ir a chicanear diciendo que anda en Chipichape comprando el estreno.
Éstos motivos se ven en algunos ocasiones opacados por la imprudencia, la irresponsabilidad de conductores y empresas de transporte que con violaciones claras a las normas de tránsito, tales como excesos de velocidad, sobrecupos, deterioros en la maquinaria y en el chasis de los vehículos, mal trato constante a esos buses, entre otros factores que tendría que escribir tres publicaciones más para terminar de mencionar.
Esos factores, a los cuales nos enfrentamos diariamente en esos viajes intermunicipales, han provocado fatalidades en nuestros coterráneos y en los foráneos y parece que no generase eco alguno en las autoridades locales el riesgo que corremos los habitantes del municipio con estas “bombas de tiempo”.
Nunca se observan operativos de tránsito destinados a verificar el estado técnico y mecánico de los vehículos de servicio público, que a simple vista tienen más fallas de las que podemos conocer, comenzando por sus fugas de monóxido de carbono que producen dolores de cabeza y mareos a los pasajeros, pasando por serios problemas eléctricos, que aun sin tener experiencia en el campo automotriz son muy evidentes al ojo detallista, además en la impericia de muchos conductores al sentarse tras el timón.
No se observan operativos destinados a verificar con las respectivas herramientas si en algún punto de la carretera o en las vías urbanas si las busetas superan los 80 km/h reglamentarios mientras van “peleando” con las otros vehículos por los pasajeros que salen en la autopista, en la llamada “guerra del centavo”. Infortunadamente en Yumbo no se observan operativos de control distinto al que se ejerce sobre las motos y en la autopista de manera eventual se adelantan a vehículos privados. Y ni se diga dentro del casco urbano…
Ojalá no sea un accidente catastrófico lo que haga reaccionar a las autoridades locales sobre la importancia del control a los vehículos de servicio público, pues es más sano para todos prevenir que lamentar. Usted, estimado lector/ra, denuncie aquellas situaciones que tanto nos ponen en riesgo, pues en éstos casos, al igual que muchos en nuestro país “una golondrina no hace verano” y si todos denunciamos oportunamente y de manera clara, lograremos salvar nuestras vidas, y aunque suene muy romántico, la de aquellos que no conocemos que también usan el transporte intermunicipal.
Fairlane Ghelboe adelanta estudios de Enfermería Profesional en la Universidad Libre, seccional Cali.
Comentario de Haslin García Medina publicado en el Facebook de Yumbo Valle el 8 de febrero de 2016:
Primero que todo felicitar a este joven que saca a la luz pública este dilema de nunca acabar en nuestro municipio.
El transporte formal el cual esta legalmente constituido, se sienten protegidos por la Ley cuando para nadie es un secreto que no cumplen la norma.
En el barrio Pizarro de donde salen la mayoría de las busetas he tenido en varias ocasiones disgustos con estos señores porque tienen de baño los árboles que están en el parque de Guadalupe, antigua caseta verde. Con estos calores a la hora que el sol está en todo su esplendor es cuando más sentimos estos olores a berrinche nosotros los mototrabajadores que trabajamos y permanecemos en esa esquina. Sumándole a esto el jetabulario que manejan entre ellos sin tener vergüenza ni pudor al tener a una mujer presente.
Por otro lado estos choferes consiguen unos ayudantes que a duras penas manejan su vida y les sueltan las busetas las cuales parecen chivas rumberas con sus radio a todo volumen. Ni hablar del consumo de la mata que mata la cual se las traen al sitio donde parquean a esperar su hora de salida.
Denuncias se han hecho al presidente de la junta de acción comunal del barrio Pizarro el cual se escuda que es el vecino inconforme quien debe hacer la respectiva queja por escrito a la empresa de transporte.
Ni que hablar de los calibradores que se hacen en el sector de rikalas armando trancón pero eso a nadie le importa.
Es un tema de nunca acabar y Tránsito ve más eficiencia en perseguir a los bamberos como lo hicieron está mañana a la entrada del barrio La Estancia y hacer operativos a las motocicletas; eso da mas ganancia que operativos a busetas y taxis.