Por Boris J. Abadía para www.todosesupo.com
Así es… Estoy dentro de los treinta y siete millones de personas en el mundo que tienen el “honor” de estar, o haber estado, contagiados por el COVID-19. Gracias a Dios en el tiempo en que estuve confinado no presenté síntoma alguno, he luchado contra gripes más duras y el único problema fue el no poder salir de casa, algo que se me hizo menos difícil de soportar porque estaba siempre acompañado en la habitación de aquel ser que sale conmigo en la foto, y también afuera de ella a los miembros de mi familia, quienes de rebote igualmente sufrieron de este encierro, así ellos no estuvieran contagiados. Pero no todos pueden decir que han contado con esta bendición con la que fui premiado.
Según las informaciones que llegan de los medios de comunicación, la cifra de personas fallecidas en esta pandemia ya superó el millón. Y bien, sin necesidad de mirar las noticias, fuente para muchos de datos engañosos y alarmistas, fui conocedor de casos en varios amigos y algunos de ellos con bastantes complicaciones, los que también gracias a Dios han podido salir adelante. Al sentir en primera fila todo esto, me cuesta creer que esto no sea real, que se hayan puesto todos de acuerdo en el sistema sanitario mundial para que cualquiera que llegara con los mínimos síntomas a los centros hospitalarios, ya fuese declarado como contagiado de coronavirus, y que al final de lo que se trata es de que todos nos vacunemos para que se enriquezcan los dueños de las patentes.
Como no podía ser de otra forma, lo normal es que nos hagamos preguntas sobre este caos y sobre las noticias que llegan. La confiabilidad en una vacuna que se ha creado tan rápidamente es una de ellas, pareciera que hubiese estado lista desde hace tiempo y que la tenían guardada para estos momentos, lo cual también refuerza la teoría según la cual esta pandemia fue provocada. Sobre quiénes la provocaron ya no hay tanta certeza y se tiran la pelota entra las principales naciones sospechosas. Y así, muchas preguntas que van transmitiéndose por medio de las redes sociales y a la vez causando un dolor constante de cabeza entre la gente debido al exceso de ellas.
Al no haber certeza de que lo que nos están diciendo es mentira y que esta pandemia es un montaje a nivel global, lo complicado de asimilar es el motivo por el cual no se cuidan aquellas personas que siguen andando sin mascarilla por la calle o que siguen organizando reuniones innecesarias con mucha gente, por ejemplo. Es un decir general el que a todos nos va a infectar el virus y que lo que toca es aprender a vivir con él, pero en mi caso particular hubiera preferido que no me llegara y así no haber expuesto a los míos.
Boris J. Abadía V., yumbeño radicado en España hace 19 años.
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