Yumbeños, ¿Cómo no volvernos a equivocar?

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Por Everardo Marín para www.todosesupo.com
Cada cuatro años, me surge cierta responsabilidad de escribir sobre lo que se nos avecina en las elecciones locales; y esto, básicamente por los errores sistémicos y la reiteración que hemos tenido en la decisión de tener líderes lejanos a la visión de desarrollo que tanto esperamos en el municipio. Básicamente, la fotografía en el tiempo es la misma: alta percepción de corrupción, burocracia, inseguridad y niveles de pobreza y desigualdad que permanecen en el tiempo.

  • 14.7% hogares en pobreza multidimensional.
  • 37,7% Pobreza monetaria.
  • 61.4% Tasa incidencia intento suicidio (Salud mental).
  • 55.4% de víctimas de homicidios son jóvenes.
  • 13% Tasa de tránsito a educación pos media.

Ante la evidencia y persistencia de problemáticas en múltiples sectores, surge las mismas preguntas; ¿por qué elegimos los mismos liderazgos?, ¿por qué naturalizamos la corrupción y las malas prácticas en lo público?, ¿Por qué nos alejamos del deber que tenemos como ciudadanos de velar por nuestros recursos públicos? Obviamente, cuestionamientos que pasan por lo propio, y por qué al ver los mismos perfiles y una estructura sustentada en la politiquería genera muchas preocupaciones e incertidumbres frente a un “Cambio” que solo estará como lema en la mayoría de las vallas que pronto empezaran a inundar las calles de Yumbo.

Me han dicho que la política no debe ser romantizada, que deben realizarse acuerdos y establecer alianzas con grupos de interés para alcanzar un Gobierno. Seguiremos siendo mucho los que distemos de esa posición, por qué; si bien hay que trabajar con colectivos y fuerzas vivas en cualquier territorio, esto no debe ser un imperativo para renunciar a la meritocracia, probidad y transparencia, más en un territorio con altas potencialidades de desarrollo, con unas ventajas competitivas claras, pero con una Gobernanza que ha distado de una visión de progreso y bienestar real.

Cada vez siento que somos menos ambiciosos con la elección de nuestros líderes. En lugar de aspirar a ser dirigidos por personas con características intelectuales, profesionales admirables y grandes valores morales demostrados en sus trayectorias, nuestra tendencia sigue bajando, llegando incluso a lo más básico, pobre e incluso patético; al depositar votos de confianza por personas que han estado ancladas a una estructura de poder que nos hace tener los peores indicadores en materia de progreso social y económico.

Nuestros votos se dan por sustracción, no por preferencia ni mucho menos por inspiración. Hemos dejado de diferenciar una condición necesaria de una condición suficiente; el carisma de un candidato no puede ser razón suficiente, surge, de manera inmediata que podamos empezar a evaluar aspectos como la capacidad de gestión; logros que hayan tenido los candidatos en otras esferas y otros territorios. Hay que dejar de pensar que un buen candidato es aquel que haya hecho toda su carrera en el municipio; los problemas, retos y soluciones son globales.

En días pasados, leía una columna que decía “El carisma y la honestidad, que son apenas mínimos (condición básica necesaria) para gobernar, se han vuelto suficientes, en el mejor de los casos, para preferir a un candidato. En cambio, la inteligencia, sensibilidad, respetabilidad, el conocimiento y tener una carrera sólida (condiciones suficientes y extremadamente deseables) parecen ser asuntos por fuera de nuestro alcance: vamos a votar tristes y resignados”

Escoger a alguien para Alcalde, debe ser una tarea dignificante, debe representar un desafío que vaya mucho más de cumplir unas cuotas para asegurar un trabajo. Empecemos a romper paradigmas, elijamos alguien con potencial, un perfil que haya tenido desafíos y que su trayectoria sea intachable; promovamos liderazgos que no tengan comprometidas sus campañas a intereses políticos, liderazgos pragmáticos que lleven a recuperar la senda de bienestar y desarrollo, pero que a la vez actúen con la mayor convicción, inspiración y arraigo por este territorio.

Participar en política, no significa aspirar a un cargo público o apoyar a un familiar para asegurar su contrato, no podemos seguir bajo un esquema con semejantes costes sociales. ¿Por qué no empezamos a mirar sobre nuevas arenas?, ¿Por qué no buscar alguien bueno en toda su integralidad?, ¿Por qué seguir condenándonos a años de atraso y pobreza?

Es momento de elevar nuestros estándares morales, de buscar opciones que inspiren, influyan y transciendan de manera colectiva, no podemos seguir eligiendo “el menos malo” o “el que robe pero al menos haga algo”; es momento de romper creencias, mitos y paradigmas y realizar la mejor elección, para que, en cuatro años, la columna no sea sobre el fracaso y el atraso de Yumbo, si no, sobre los avances y desarrollo de un territorio que merece ser gobernado por alguien “bueno”.

Economista Everardo Marín.

Everardo Marín: Economista con estudios de postgrado en Políticas Públicas y Economía urbana y Regional. 16 años de experiencia laboral en áreas de desarrollo como Instituciones, Conflicto Armado, inclusión laboral y disparidades regionales. Ha trabajado con entidades como OIT, Mintrabajo, PNUD, Agencia de Reincorporación, Cepal, Mintrabajo, Servicio de Empleo, Asocajas, Fundación Carvajal, entre otras.

Los Dateados: este es un espacio de opinión independiente y libre expresión donde se refleja exclusivamente las ideas del colaborador; por lo tanto, no compromete la posición de Los del Medio S.A.S.

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