El jueves 21 de septiembre de 1939 fue motivo de fiesta para los 6500 habitantes de Yumbo al ver que lo que habían anhelado ya era una realidad. Ese día el señor obispo de Cali, Luis Adriano Díaz, consagró el Templo y el Altar que en honor al Señor del Buen Consuelo los yumbeños habían levantado bajo el liderazgo del reverendo padre fray Alfonso de la Concepción Peña.
Para entonces Yumbo era una pequeña aldea que se asomaba a la modernidad: atrás había quedado la trilladora Dalmacia donde tantas damas yumbeñas laboraron. En Puerto Isaacs, el antiguo Punta de Yumbo, terminaban el montaje de las Cementos del Valle, y en el centro del poblado se erigía majestuoso el templo parroquial de estilo bizantino.
Cuenta la tradición oral que un 14 de septiembre, fecha en que inicialmente se celebraba la Fiesta del Señor se celebró misa campal y llovió torrencialmente. Entre los asistentes estaba el general Alfredo Vásquez Cobo, quien de manera frecuente venía a Yumbo por vínculos adquiridos por la construcción del ferrocarril, y le dijo al padre Peña: “Yumbo necesita un templo que esté a la altura de sus gentes…”, y esto prendió el motor para arrancar con las obras.
En 1935, los yumbeños motivados por el espíritu progresista de fray Alfonso de la Concepción Peña conformaron una junta pro templo e iniciaron las actividades para la construcción del templo sobre los planos que el arquitecto catalán José Sacassas había elaborado en 1928 por encargo del párroco José Saulo Torres. La obra no se había iniciado antes por la pobreza de la parroquia y por el fallecimiento del padre Torres el 13 de marzo de 1929 cuando guiaba espiritualmente a la feligresía yumbeña.
En la construcción del templo Señor del Buen Consuelo todos los yumbeños participaron: los más pequeños trayendo ladrillos desde el galpón que Pacho Puente tenía por los lados de la estación del ferrocarril; los caballeros, trabajando en las mingas guiadas por los maestros Julio Simón y Manuel Castillo; y las damas del pueblo vendiendo las rifas y las viandas en los bazares que el padre Peña organizaba en el naciente parque de Belalcázar, que él también le había regalado a los yumbeños.
Desde entonces, todos los años esta fecha es motivo de celebración para los yumbeños, una oportunidad para dar gracias a Dios por los mayores que les legaron el vivo ejemplo de lo que es el trabajo en armonía. La gente de Yumbo sigue dando gracias a Dios por tantos sacerdotes buenos y santos que los han acompañado y por seguir vivo el Espíritu que animó a fray Alfonso de la Concepción Peña.
Me reconzco y manifiesto que soy de Yumbo.
Pero este dato de 21 de septiembre con relacion al satuario del Señor Del Buen Consuelo es nuevo.
Gracias por el aporte
Me reconzco y manifiesto que soy de Yumbo.
Este dato del 21 de septiembre con relacion al santuario del Señor Del Buen Consuelo es nuevo para mi.
Escuche a mis abuelos paternos que como familia hicieron aporte en especie para la construccion del templo