En estos tiempos en que pareciera que la humanidad está siendo atacada por nuevos virus y la reaparición de otros… Tiempos en que cuando aún nos encontramos lidiando con la nueva versión del coronavirus manifestada en la covid-19… Tiempos en que cuando creíamos que la viruela era cosa del pasado y que solo estaba en la mente de los mayores de 50 años de edad y ahora tenemos el arribo de la viruela del mono…
En estos tiempos, enfermedades mediáticas, aquellas que se ganan los titulares de prensa, pareciera que fueran desapareciendo del mapa otras enfermedades que siguen sumando víctimas entre la población. Entre otras, es el caso de la tosferina, una enfermedad que siempre hemos relacionado con la niñez. Por tanto, es importante recordar unos aspectos relacionados con esta enfermedad que, a pesar de su alta prevalencia, es subestimada por gran parte de la población general.
Tosferina, enfermedad infectocontagiosa
La tosferina es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Bordetella pertussis que inflama las vías respiratorias y causa tos, gripa, vómitos y, en algunos casos, puede llegar a ser mortal. A nivel mundial, al año, más de 24 millones de personas se contagian de esta enfermedad y es la causa de alrededor 160.000 muertes. Esta enfermedad se transmite cuando alguien contagiado tose, estornuda, o pasa mucho tiempo en contacto cercano con otra persona
La tosferina es tan contagiosa que cada positivo puede producir hasta 15 casos secundarios, y en muchos casos produce brotes entre poblaciones no vacunadas, en algunas ocasiones letales. De hecho, aunque los síntomas más comunes son similares a los de un resfriado común, puede producir una infección respiratoria muy grave, acompañada de tos violenta y rápida que dificulta la capacidad de respirar, causando vómitos, cansancio, y poniendo en peligro la vida.
Adultos mayores y niños, los de mayor riesgo
Las poblaciones con mayor riesgo de desarrollar enfermedad grave por Tosferina son los niños y adultos mayores, especialmente en caso de no estar vacunados. De hecho, aunque por mucho tiempo se trató como una enfermedad “de niños”, la epidemiología de la condición ha cambiado con el tiempo, desplazándose hacia las poblaciones de adultos.
Los bebés afectados con la tosferina pueden llegar a padecer “apnea”, es decir, pausar su respiración, y se pueden presentar otras complicaciones como neumonía, colapso pulmonar (conocido como neumotórax), hipertensión pulmonar grave, convulsiones, o encefalopatía. Se estima que la mitad de los bebés menores de un año que contraen Tosferina necesitan recibir atención médica hospitalaria.
Infortunadamente, el impacto de esta enfermedad infecciosa en adultos mayores está subvalorado. Debido a que las tasas de cobertura de la vacuna son muy bajas en esta población, incluso en personas con enfermedades crónicas, se pueden presentar casos graves, así como aumentar la mortalidad.
Prevención y vacunación, lo mejor contra la tosferina
Como una forma eficaz para combatir las tasas de mortalidad y hospitalización por tosferina, la Organización Mundial de la Salud recomienda la inmunización, a lo que hay que agregar unos buenos hábito de higiene como cubrirse nariz y boca al estornudar o toser, lavarse frecuentemente las manos con agua y jabón y mantenerse alejado de aquellas personas que presenten tos o síntomas de resfriado.
El cuerpo médico resalta la importancia de brindar protección a los recién nacidos a través de la vacunación materna e inmunizando a quienes rodean al bebé, ya que pueden ser una fuente de transmisión. En cuanto a los adultos la recomendación es recibir una vacuna de refuerzo cada 10 años, recomendación también aplicable para los trabajadores de la salud que no están protegidos contra la tosferina, pues tienen un alto riesgo de exposición a la infección y también puede transmitir la enfermedad a sus pacientes.
Todas las personas que formen parte de los grupos en riesgo pueden consultar con su médico de cabecera y acudir a los centros de vacunación para acceder a la inmunización contra esta enfermedad. En Colombia, la población gestante y los niños entre los 0 y 5 años pueden acceder de manera gratuita a la inmunización a través del Plan Ampliado de Inmunización que incluye una vacuna que se administra a los 2, 4 y 6 meses de edad, con un refuerzo a los 18 meses y a los 5 años y que también protege contra la difteria y el tétanos.
Mucho se habla de coronavirus, viruela del mono y otras enfermedades mediáticas, pero que nos llevan a olvidar a otras que también son de cuidado y causa de dolor y muerte en muchos…
Fuente: María Lucía Bordamalo (GSK).