Por Boris J. Abadía V. para www.todosesupo.com
Anteriormente en Colombia se escuchaban los villancicos y la música de fin de año desde el día siguiente al 31 de octubre. Acabado el tema de los niños y sus disfraces se empezaba a notar el ambiente prenavideño y desde ese momento los planes para la temporada decembrina empezaban a aparecer.
En la actualidad, e inclusive ya hace algunos años, a partir de septiembre o desde antes, algunas emisoras de la radio comienzan a programar música tradicional de ese tiempo, casi que provocando que cuando lleguen las fiestas esperadas la gente esté un poco cansada con tanto preludio.
Acá en España, donde vivo, es otra historia. No hay esa ilusión tan manifiesta por la llegada de un nuevo año, pero el ver que las hojas de los árboles empiezan a caerse y al sentir la necesidad de sacar del armario la primera ropa de invierno, nos lleva a pensar que pronto vendrán las reuniones de Navidad y Nochevieja. No es un mes que pase desapercibido para bien o para mal
En mi caso, lo peor en mi vida pasó un diciembre pero de otros diciembres también tengo una gran cantidad de bellos recuerdos, o con la familia o con los amigos. Perdí a mi papá para esas fechas y aún así, roto por dentro, era capaz de percibir toda la alegría que en el ambiente reinaba.
Colombia es muy musical y es fácil escuchar por las calles varias canciones a la vez y desde diferentes partes, porque es nuestra cultura, como que nos gusta el ruido. Pues en diciembre más.
En teoría, y para los cristianos, la causa principal de dicha alegría es recordar el nacimiento de Jesús, pero es innegable que ya casi todo se ha enfocado más en el consumismo y en la necesidad de regalar o que nos regalen algún detalle. Y no está mal, pero el enfoque principal podría decirse que casi se perdió.
De todas maneras, y así sea justificándose en la Navidad, diciembre es el mes en el que surgen reuniones que no se presentan el resto del año: la cena de Navidad de la empresa, la reunión de excompañeros del colegio para Navidad, el encuentro con los amigos de toda la vida y que andan repartidos por el mundo pero que se reúnen para Navidad, y las más importantes: las reuniones familiares de Navidad en las que se come lo que no está escrito, tanto es que en enero estarán llenos los gimnasios con personas de buenas intenciones para poder normalizar sus cuerpos después del descontrol de fin de año.
Por otro lado, y nos olvidamos, están aquellos que no pueden celebrar ya que su condición económica no se lo permite. Esos niños que verán como al día siguiente de Nochebuena no hay regalos para ellos. En la medida de lo posible deberíamos dar una alegría para alguno de ellos. Feliz Navidad.
Boris J. Abadía V., comunicador social y escritor yumbeño radicado en España. Editor de www.desdemipuntodevista.es
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La nostalgia. Recordando los bailes de amigos. El intercambio de platos navideños con los vecinos. El palito en boca y el amigo secreto. Sin faltar el manjarblanco. El desamargao, las hojaldres y los buñuelos. Ahora sí creo que sale a comprar pasaje… ?