Las mujeres colombianas hemos participado en la historia social, económica y política del país tempranamente, desde las luchas por la independencia. Sin embargo, nuestra presencia en la escena nacional no siempre fue visible y ha estado marcada, como en casi todo el continente americano, por los procesos de industrialización y urbanización, su creciente vinculación a la estructura educativa y de trabajo, las políticas de control de la natalidad, las reformas en la legislación y el desarrollo del movimiento social de mujeres en sus diferentes vertientes.
Sólo tras una lucha de varias décadas se obtuvo el derecho a voto, siendo Colombia uno de los países de la región que más tardaron en reconocerlo, fue en 1954 cuando se logro. Sus luchas han estado precedidas de organización, creación de espacios propios y confrontación con el poder de una sociedad patriarcal, renuente a brindarles oportunidades para su desarrollo pleno.
Con una Iglesia Católica muy influyente, valores marcadamente tradicionales con respecto a los roles femeninos y un sistema político altamente excluyente y restrictivo, el camino de las mujeres ha sido particularmente difícil, debiendo ganar palmo a palmo mayores cuotas de participación, más allá de la situación de violencia política y social que ha imperado en el país por muchos años.
En ese contexto es significativo el desarrollo de grupos y movimientos de mujeres, los que se perfilan más claramente desde los años ochenta, fortalecidos por el proceso mundial y latinoamericano en favor del género femenino, hoy un alto porcentaje de mujeres nos sentimos autónomas, con poder para decidir sobre nuestros cuerpos y ayudar a que otras mujeres que se reconozcan y logren avanzar por un mundo con derechos e igualdad de oportunidades.
Por Edith Consuelo Medina /Federación Red de Mujeres de Yumbo