En el viacrucis de la parroquia de Nuestro Señor del Buen Consuelo de Yumbo, que se llevó a cabo este viernes santo, 3 de abril de 2015, las víctimas de la violencia tuvieron un rostro, un nombre y una historia.
El presbítero Rafael Ángel Rodríguez propuso a la feligresía yumbeña que en la procesión del Viacrucis de la Semana Santa de este 2015 además de cargar las imágenes habituales, se visibilizaran las víctimas de la violencia que año tras año se presentan en el municipio de Yumbo. La invitación incluía que los asistentes al acto de piedad popular vistieran camisetas blancas y se expusieran fotografías ampliadas de las víctimas.
La respuesta de los yumbeños fue masiva, y el viacrucis que tradicionalmente recuerda el camino de Jesús rumbo al Calvario, fue en esta ocasión un recordar a las víctimas, un acto de solidaridad con el dolor que todavía aqueja a muchas familias yumbeñas, un llamado a la paz y un rechazo a los violentos.
Se vieron sus rostros y los yumbeños los recordaron
Los asistentes al viacrucis y quienes lo vieron pasar en las puertas de su casa, vieron los rostros de Cristian David Escobar, aquel niño de 13 años de edad que fue apuñaleado 18 veces y cuyo cuerpo apareció por los lados de los charcos. También vieron las fotos de los hermanos Uribe Pizarro. Muchos recordaron y otros se enteraron del asesinato de Jefrey Andrés y el doble crimen contra los jóvenes Leonardo Fabio e Hilda, la pareja asesinada en presencia de sus hijos.
Y, uno a uno iba pasando los rostros de todas las edades. El de Juan Pablo Ramírez López, el de Pedro Pablo, Juan Camilo Ortiz, Fabián Esteban Vargas… El rostro siempre sonriente de Heladio Rivera Orejuela iba al lado de la jovial y alegre Nathalia Izquierdo, ambos asesinados, la una en plena juventud y el otro con toda la experiencia que los años dan.
Esos fueron los nombres y los rostros visibles en la procesión, pero también hubo los de aquellos que sus familiares no quisieron mostrar públicamente. Les bastó llevar sus pequeñas fotografías guardadas en sus bolsillos y solo las sacaban para mostrárselas al sacerdote para pedirle que en las oraciones ellos también fueran incluidos. Todos ellos fueron arrebatados de sus familias por los asesinos, los mismos contra quienes marcharon los yumbeños en medio de alabanzas, oraciones y cantos.
El viacrucis, partió de la Institución Educativa John F. Kennedy y concluyó en el atrio del templo parroquial de Nuestro Señor del Buen Consuelo en el parque Belalcázar, luego de una marcha-procesión de más de tres horas y que por el camino fue aumentando la asistencia de feligreses y ciudadanía en general.
Los asistentes al viacrucis, marcha por la paz y la solidaridad y protesta contra los violentos, concluyeron la jornada religiosa cantando Amigo de Roberto Carlos y el himno nacional a la República de Colombia.