Por Manuel Alberto Barragán Tovar para www.todosesupo.com
Como ciudadanos rara vez nos detenemos a pensar acerca del sistema de gobierno que nos dirige, si es el más apropiado y si el mismo realmente cumple la ideología hacia la cual fue diseñado. Es costumbre nuestra quejarnos constantemente de la situación financiera, social, la carencia de oportunidades laborales y educativas, pero poco reflexionamos sobre las causas que de raíz afectan el contexto y si como sociedad estamos tomando las decisiones acertadas para evitar que todo lo que socialmente nos afecta continúe sucediendo. El clientelismo, la corrupción y la falta de solidaridad con el otro se han convertido en los factores comunes de los sistemas de gobierno, sin que al parecer la humanidad pueda observar nada, o por lo menos así los mismos regímenes lo dejan contemplar.
En el poco análisis que se realiza a los gobiernos por parte de la gran mayoría de la población está el hecho de saber si realmente esa ideología que dicen representar se encuentra presente en las acciones y decisiones que toman para afectar a la comunidad. Algunos aun ignoran las verdaderas ideologías de los partidos y se limitan a escuchar discursos y oratorias propias de políticos avanzados en la materia, aún sin entender de fondo los ideales y principios que ese mismo dirigente aplicará para dar orden a los procesos y proyectos que desarrollará en su mandato. Más crítico resulta lo acostumbrado por muchos de los líderes sociales que pasan de un movimiento a otro sin identificar las notorias diferencias ideológicas existentes; al final esto ocurre dado que solo importa llegar al poder; los medios serán insignificantes si el objetivo es logrado.

Desconoce la mayoría de la población que los movimientos de derecha están llamados a considerar que son normales y necesarias las diferencias sociales, que el individualismo y la libertad son más importantes que el bien colectivo; defienden la propiedad privada, la economía y su mano invisible deben definir el curso de lo privado que goza de un marco jurídico que la afectará lo menos posible. La religión e Iglesia finalmente hacen el papel para ayudar en la imposición de doctrinas y conducción del comportamiento social; esto es el beneficio por la industria y economía por encima del ciudadano; pero poco razonamos sobre el hecho de tener estados y gobiernos liberales.
Otro examen que deberíamos realizar es de los partidos de centro. Estos promueven sistemas educativos óptimos donde se ayude a partir del conocimiento a que los ciudadanos posean igualdad de oportunidades; asumen un crecimiento mercantil con niveles de intercambio igualmente insuperables para mejorar las condiciones sociales de la población. La privatización de la economía y el beneficio a los industriales no son una iniciativa en este caso; por el contrario las posturas centrales harán que la legislación castigue los ejercicios monopólicos, haciendo una economía participativa.
El análisis nos lleva en esta época a entender que los partidos de centro no existen y que los gobiernos de centro y liberales están orientados con estrategias de derecha, por lo cual el ambiente económico de sus sociedades está basado en principios derechistas. Internamente lo que sucede es una manipulación social; podemos entender a esta altura porque la iglesia hoy se ha involucrado más abiertamente en acciones políticas adoctrinando a sus seguidores a creer en los estamentos gubernamentales que ellos mismos representan, adoptándose administraciones llamados pluralistas con el fin de disimular las contradicciones existentes en el sistema donde derecha, liberales, los de centro y conservadores se han convertido en una misma familia.
Ahora, si vamos al otro extremo encontramos la izquierda o socialismo; movimientos que proponen a la humanidad velar en principio por los sectores menos favorecidos, garantizando un buen equilibrio social. La acumulación desproporcionada de dinero no es una opción para este tipo de gobiernos; por el contrario, buscan la universalización de los derechos humanos. Los partidos comunistas buscan una doctrina donde la economía, la política y la sociedad defiendan la disolución de la propiedad privada, con estados que distribuyan bienes y servicios de manera equitativa y acorde a las necesidades existentes en cada población.
El adoptar políticas izquierdistas pareciera ser la solución a los problemas sociales. No obstante, estos regímenes han sido permeados por el capitalismo, perdiendo credibilidad cuando sus líderes pregonan equidad rodeados de lujos y ostentación económica propias de la derecha y el centro actual; la idea se cae al no lograr que desde el ejemplo se construya el sistema social y se cae en prácticas ajenas a los principios políticos en los cuales se basa el socialismo.
En resumen, de los partidos políticos que aseguran sistemas de gobierno con claras ideologías ya no queda mucho. Hemos de ser honestos y dar la razón a que es ineludible un cambio radical en los estamentos públicos, admitamos que la corrupción, el clientelismo y favorecimiento a los poderosos debe quedar atrás; se hace indispensable aceptar que el cáncer que ha traído el capitalismo a la humanidad hizo metástasis y tenemos que buscar una cura urgente con la finalidad de evitar que colapsen los órganos sociales más importantes y con lo cual solo llevaremos a mayores niveles de descomposición social. Es necesario reconocer que como colectividad debemos cambiar nuestra manera de pensar, actuar y de percibir la sociedad; somos parte de un sistema compacto. Un método para realizar de forma distinta las acciones sociales es imprescindible y no podemos ser ajenos a esta cruda realidad.
En momentos de dificultades es cuando conseguimos establecer que la acumulación de bienes y el capital excesivo no nos hacen distintos. En estos instantes, cuando el peligro no diferencia entre clases sociales, logramos razonar que existen otras maneras distintas de vida; entendemos entonces, que debemos apartarnos de un sistema que no permite la felicidad, identificamos unas ideologías que nos han apartado de lo realmente primordial en la existencia del ser humano; observamos con mayor claridad que la fe y las creencias son individuales; no vemos el Estado fortalecido ayudando en la crisis, visualizamos una iglesia que continúa otorgando perdones o solicitando diezmos, pero que no contribuye al fortalecimiento social; el capitalismo rampante se muestra en nuestras instituciones aunque en la sociedad las insuficiencias sigan siendo ineludibles.
Es la dificultad la que nos llama a recapacitar y a entender que una transformación social es necesaria y urgente; pero al igual que la fe, la evolución es individual y se fortalecerá desde la familia como parte fundamental de la sociedad. En una palabra, el cambio es responsabilidad propia y no tendremos tiempo para quejarnos si continuamos como humanidad sumidos en amplios estados de putrefacción que no deseamos y que permitimos si nos negamos a cambiar.

Manuel Alberto Barragán Tovar. Capacitador y Conferencista independiente en temas de motivación personal, administración, Logística, Emprendimiento. Administrador de Empresas.
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