Por: Luis Ángel Martínez Á. para www.todosesupo.com
Al día de hoy, el mundo registra más de siete millones de personas contagiadas de Covid-19 y más de cuatrocientas mil fallecidas. En atención al peligro que ofrece este virus para toda la humanidad, una vez se detectó en Colombia el primer caso de Covid-19, el gobierno nacional y los gobiernos departamentales y municipales implementaron diversas medidas tendientes a evitar la propagación de la pandemia, tales como: aislamiento preventivo voluntario, aislamiento preventivo obligatorio, toque de queda, pico y placa, pico y cédula, pico y género, entre otras estrategias.
Como quiera, que estas medidas no fueron suficientes, hubo la necesidad de amenazar a las personas que no acataran el aislamiento, con imponerles una medida correctiva y una multa de hasta $ 936.323 pesos e investigarlas penalmente por el delito de “Violación de medidas sanitarias”, el cual prevé una pena de prisión de 4 a 8 años. No obstante, a miles de personas se les ha impuesto medidas correctivas, miles han sido multadas y cientos están siendo investigadas penalmente, pues muchas personas salen a las calles sin ninguna protección, otras realizan fiestas y otras organizan paseos de olla.
Pese a lo anterior, el número de personas contagiadas y fallecidas por Covid-19 en Colombia sigue en aumento, es increíble que para alejar a los animales del fuego no haya que tomar ninguna medida y que para alejar a los seres humanos del peligro no haya medida racional que lo evite. Sin embargo, cuando alguna de las personas que ha violado las medidas sanitarias resulta contagiada por Covid-19, ahí sí buscan responsables, para algunas de estas personas los responsables son los gobernantes y para otras los políticos, pero ellos nunca aceptan su responsabilidad, para estas personas, como en la fábula de “La culpa es de la vaca”, seguramente la culpa es del campesino que sembró el algodón con el que fue elaborado el tapaboca.
Infortunadamente, para otras personas el contagio y posterior muerte de sus familiares es culpa de los médicos y profesionales de la salud, por lo que deciden amenazarlos de muerte, como ha ocurrido en más de ochenta casos en el transcurso de la pandemia y como ocurrió esta semana en Soledad (Atlántico), en donde el médico internista e intensivista José Julián Buelvas Díaz, quien trabajaba porque a raíz de los hechos renunció, en la unidad de cuidados intensivos del hospital materno infantil Adela de Char, fue amenazado de muerte, por lo que, parodiando la película en moda de Netflix, dirigida por Lisa Bryant, podríamos decir que las personas que amenazan al médico que las defiende del enemigo son “asquerosamente ignorantes”.
Luis Ángel Martínez Ángel, escritor y profesional yumbeño. Abogado, criminólogo, politólogo; autor de los libros: “Mecanismos de Participación Ciudadana” y “Derechos y Deberes Fundamentales”; profesor universitario y Defensor Público de la Defensoría del Pueblo, Regional Cali.
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