No es nada novedoso el encontrarle la cualidad de frágil a la memoria. Porque por naturaleza humana o, dado el caso, en el promedio general, el uso de nuestro cerebro y de nuestra inteligencia siempre ha sido mucho menor de lo que realmente podemos explotar. Científicamente se ha comprobado que se usan menos de lo que tenemos, y dejamos de realizar acciones, descubrimientos o desarrollos que, quién sabe, dónde nos tendrían en este sufrido pero amado mundo.
Y en el caso de la memoria es innegable que somos muy olvidadizos. Lo que sabíamos la semana pasada, es muy complicado que aún lo conservemos con nitidez a día de hoy. El saber de nuestra actualidad lo manejamos con una valoración aceptable, podría decirse que también ayudados por las redes sociales que nos mantienen informados, acertadamente o no, de lo que sucede.
Hay otros, claro está que lo que les pasa a su alrededor ni les va ni les viene. Pero bueno, en cuanto a los que sí les interesa, es sorprendente ver la manera de tener ese rápido entusiasmo en una noticia y a la vez ese rápido olvido de ella.
Es sorprendente como en una sola semana, y por citar un ejemplo, nos podemos sentir el lunes indignados y haciendo marchas por el miserable nuevo salario mínimo decretado por el presidente Santos; el miércoles, preocupados por la lesión de Falcao y que no vaya al Mundial de fútbol; el viernes, sorprendidos por el video que circuló de la Pastora Piraquive; y el domingo, aterrorizados con la situación en Venezuela…
Y al día siguiente, ya no nos acordamos de en cuánto quedó el nuevo salario en Colombia. Solo pasó una semana.
Así somos.
Por Boris Julián Abadía para www.todosesupo.com.