La Asamblea General de las Naciones Unidas, atendiendo la recomendación realizada en 1992 durante la Conferencia de ONU sobre Medio Ambiente y Desarrollo celebrada en Río de Janeiro, aprobó la conmemoración anual cada 22 de marzo del Día Mundial del Agua, para focalizar los problemas inherentes a uno de los recursos más valiosos que hay en la Tierra.
El Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, en su mensaje para este año dijo que «como parte de la labor encaminada a hacer efectiva la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible podemos adoptar medidas audaces para hacer frente a la desigualdad en materia de agua».
El agua es un elemento esencial del desarrollo sostenible. Los recursos hídricos, y la gama de servicios que prestan, juegan un papel clave en la reducción de la pobreza, el crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental. El agua propicia el bienestar de la población y el crecimiento inclusivo, y tiene un impacto positivo en la vida de miles de millones de personas, al incidir en cuestiones que afectan a la seguridad alimentaria y energética, la salud humana y al medio ambiente.
El agua y el trabajo, lema para el 2016
Para este año 2016 el lema del Día del Agua es “El agua y el trabajo”, mediante el cual se relaciona lo vital del tema hídrico con el empleo. El agua es un elemento esencial de la vida. Pero es más que esencial para calmar la sed o la protección de la salud; el agua es vital para la creación de puestos de trabajo y apoyar el desarrollo económico, social y humano.
Hoy en día, la mitad de los trabajadores del mundo (1500 millones de personas) trabajan en sectores relacionados con el agua. Por otra parte, casi todos los puestos de trabajo, con independencia del sector, dependen directamente de esta. Sin embargo, a pesar del vínculo indisoluble entre el trabajo y el agua, millones de personas cuyas vidas dependen del líquido elemento a menudo no son reconocidos o protegidos por los derechos laborales básicos.