Por Nataly Rengifo.
No es mi intención que todo el mundo ande en bicicleta, ni voy por la vida gritando, ni diciéndole a todo el mundo en qué debe andar. Los automóviles son habitáculos de refugio y seguridad, son una gran burbuja para aislarse del mundo mientras se recorre un trayecto. No son. como muchos piensan, símbolos de éxito o de qué has hecho algo bueno con la vida, ¡qué va!
Los que optamos por andar en bicicleta no es porque no tengamos para pagar un automóvil, como la mayoría de la gente cree. Solo es porque no queremos, cada quien tiene su motivo para andar en bicicleta, para unos es un medio de transporte, para otros es hacer deporte, para otros es recreativo, para otros es un grito de anarquía, o simplemente porque sí.
La verdad, es súper charro cómo todo el mundo se sigue creyendo único, y centro del mundo, superior a todos los demás; no son conscientes que en la vía existen más personas que usted en su súper auto lujoso, con su súper equipo de música a todo volumen, vidrios súper polarizados y, en este caso, también el microperforado politiquero que no falta en la temporada electoral en el vidrio trasero, para así ser más ajeno al otro, ser aún más indiferente y poder ignorar más fácil al que tiene al lado.
Necesitamos ser más conscientes que vivimos en una comunidad, que hay un montón de gente alrededor nuestro que también quiere llegar del punto A al B, que también tiene quien la espere en la casa, que también tiene cosas que hacer, que también tiene una vida y también necesita estar bien de salud para vivirla plenamente.
Los semáforos existen por algo. No son abstracciones de arbolitos de navidad, y cuando le dé por subirse al andén para aparcar recuerde que las ¡PUTAS DIRECCIONALES SON GRATIS!
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