Por Juan de Dios Vivas-Satizábal para www.todosesupo.com
En 1953 los yumbeños vieron como un pavoroso y voraz incendio destruyó la casa de techo pajizo ubicada en el costado occidental de la calle 7 entre carreras 4ª y 5ª, donde años atrás el pedagogo Elías Sánchez Velasco creó lo que se llamó la primera universidad de Yumbo. Este era el centro educativo adonde fueron a estudiar, después de terminar la educación elemental en la escuela, los jóvenes cuyos padres no tenían los suficientes recursos para enviarlos a Buga o Popayán, pero sí para pagarle al maestro Elías por las clases de geografía, matemáticas y hasta latín que les impartía. Entre esos estudiantes estaban Oswaldo Sánchez Candelo, Cenón Daniel Satizábal Borrero y Fabio Lenis Satizábal…
El 4 de diciembre de 1952 había fallecido fray Alfonso de la Concepción Peña, testigo excepcional del espíritu cívico de los yumbeños cuando bajo su liderazgo desde 1935 estaba teniendo el mayor desarrollo de su historia.
Por esos años el paisaje de Yumbo iba cambiando, fruto de la industrialización: lo que antaño eran las dehesas para el ganado se fueron convirtiendo en sitios de construcción y montaje de la gran industria, en el 39, Cementos del Valle y en el 44, Cartón Colombia. Los dirigentes conocían que muchos empresarios miraban hacia el norte de la quebrada de Menga como la región privilegiada por Dios y la naturaleza para asentar lo que con los años fue el mayor parque industrial de Colombia. Y así como llegaban las industrias, también llegaban más personas a vivir en Yumbo.
En aquel acontecimiento de 1953 los numerosos brazos que se sumaron para formar la cadena humana que traía el agua desde el río Yumbo y las acequias cercanas, no fueron suficientes para controlar y apagar el incendio de la vieja casa del maestro Elías Sánchez Velasco. Por entonces vivía en Yumbo Jesús Alfonso Salinas, teniente de Bomberos Cali, quien viendo el entusiasmo de los yumbeños le sugirió a un grupo de personas que se creara un cuerpo de bomberos. Miguel Milciades Pulido Osorio, unidad bomberil de Cali pero residenciado en Yumbo, le apoyó en el trabajo de motivación.
Según los anales de la historia, el 2 de abril de 1953, el alcalde Rafael Sánchez Tello, sobrino del maestro Elías Sánchez Velasco, firmó el Decreto Número 20, amparado en las Leyes 18 de 1848 y 12 de 1948, las mismas que habían dado vida jurídica a otras instituciones bomberiles en Colombia. En ese decreto se designaron como integrantes de la Junta del Cuerpo de Bomberos de Yumbo a los ciudadanos Rafael Sánchez Tello, Marco Morales, Bernardo García, Ignacio Ferrerosa, Jesús A. Salinas, Oscar Martínez, Cenón Satizábal B., Pedro Sánchez Tello, José Ángel Bejarano, Legnel Rubiano, Jesús Cerquera, Luis Muñoz Díaz del Castillo, Arnulfo Gómez Lora y Pedro Pablo Mosquera.
Este puñado de hombres tomó posesión en el Despacho de la Alcaldía Municipal que funcionaba en la vieja edificación de la esquina de la carrera cuarta con calle quinta. Y se dieron a la tarea de convocar a los jóvenes del pueblo que quisieran entrar al naciente Cuerpo de Bomberos; Jesús Toro, secretario de la Alcaldía, fue el encargado de tomar la lista. Respondieron muchos, esos que de manera espontánea siempre salían a controlar los incendios que de manera recurrente se presentaban en los ranchos de paja que abundaban en Yumbo.
Cuenta Alipio Valencia que 24 jóvenes se inscribieron: Hernán Ferrerosa, León César y Hernando Muñoz, William Franco, Hernán Valencia, Roberto Arias, Gerbo E. Giraldo, Gabriel Pérez, Luis Arango, los hermanos Barona Otero (Leonidas, Guillermo y Alfredo), Óscar Gómez, Alipio Valencia, Arcadio Sánchez, Guillermo Ballesteros, Américo Echeverry, Luis Eugenio Lenis, Bernardo Orejuela, Hernán Sepúlveda, Manuel Cifuentes, Antonio Castillo, José Vicente Hurtado y Jaime Mera. La memoria nos hace jugarretas y la falta de documentos de la época nos hace incurrir en errores involuntarios; si alguien falta en la lista, a ellos les pido que me disculpen.
A mediados del siglo pasado pensar que Yumbo tuviera su Cuerpo de Bomberos era algo utópico, dada la carencia de los recursos necesarios para adquirir los elementos que tal proyecto exigía. Pero esto no fue óbice para que ese puñado de hombres soñadores insistieran en su empeño, y armados de ganas y con las alcancías que salieron del taller de Miguel Pulido, que además de ser bombero voluntario en Cali era el latonero del pueblo, se dedicaron a recorrer el suroccidente colombiano buscando apoyo para ese recién nacido.
Hubiera sido una utopía, una llamarada de lata, pero gracias a la decisión y la perseverancia de los entusiastas fundadores y los que luego habrían de llegar en estos 60 años, es que hoy tenemos al Benemérito Cuerpo de Bomberos de Yumbo, y los yumbeños, así se presenten emergencias que sí las hemos tenido, no volvimos a sentir el pánico y la incertidumbre que sintieron nuestros antepasados aquel día cuando se quemó la casa de techo pajizo de la calle 7ª entre carreras 4ª y 5ª.
(Fragmento del borrador del Primer capítulo del Libro de Recuperación Histórica del Benemérito Cuerpo de Bomberos de Yumbo, leído por el autor en el acto de celebración de los 60 años de Bomberos Yumbo).
Que hermosa historia de mi pueblo que nos adoptó a mi familia y a mi y al cual llegamos el 20 de diciembre de 1969. Me emocionó mucho.