Por Boris J. Abadía V., para www.todosesupo.com
He visto por redes sociales, entre muchas cosas, una gran cantidad de mensajes de ánimo o de esperanza de cara a lo que está pasando frente al coronavirus. Todos ellos con la certeza de que después de que pase todo esto, la humanidad, o por lo menos una mayoría de ella, va a cambiar sus maneras de pensar y actuar, siendo mejores. Pero según va pasando el tiempo y revisando lo que se ve diariamente, pareciera que no empezamos este dichoso cambio. Lo digo a nivel general, yo el primero de la lista.
En un momento delicado de la historia, como lo es en el que vivimos, lo ideal hubiera sido que entre todos tomásemos decisiones correctas y acatásemos las indicaciones desde nuestro gobierno, partiendo de la base de que éstas no sean órdenes equivocadas, algo que es complicado que no pase viendo lo visto, entonces así iríamos todos a un solo sentir, con el fin de lograr las pérdidas mínimas posibles. Pero cuando en las noticias sale que un día sí y al otro también la gente no respeta el distanciamiento social, arma fiestas en sus casas o comete cualquier acto de irresponsabilidad, no queda más que pensar en que o no creen en la gravedad de esta pandemia o simplemente que la ignorancia no nos deja hacer las cosas que corresponden.
Cuando a nivel político escuchas que los partidos rivales del gobierno en funciones le encuentran problema a cualquier medida tomada para esta crisis, inclusive hasta en las buenas, sólo para lograr un malestar general y de pronto, pescar en río revuelto con unas nuevas elecciones, por ejemplo, simplemente te desmoralizas. Aquí en España, los partidos oponentes a los que mandan, exigían al presidente que paralizara al país en febrero y lo tildaban de irresponsable por no hacerlo. Ahora en mayo, ellos mismos, critican el que no se haya normalizado la economía a pesar de que los contagios y muertos por el Covid-19 no han cesado. En fin, el hecho es llevar la contraria. En Colombia es igual y supongo que en todo el mundo también.
Pero bueno, allá cada quién con su conciencia. He de confesar que por mucho tiempo me he preocupado en exceso por lo malo que pueda estar haciendo el resto de gente, algo sin sentido. Primero porque no puedo estar completamente seguro de tener la razón y creer que mi manera de pensar es la adecuada y segundo, si ésta así lo fuera, es muy complicado modificar a la gente. Entonces estoy tratando de cambiarme yo, que tengo bastante, antes de cambiar a los demás. Sería un buen ejercicio el que todos lo hiciéramos y a la larga se vería esa diferencia, pero a nivel global.
Sin embargo y así no se quiera, no puede uno dejar de preguntarse, por lo menos yo lo hago, qué más tiene que pasar para mejorar en mis comportamientos. Si este flagelo no sirvió y sigo en mi actitud egoísta frente a la sociedad, si el amor aún no se ve reflejado en mis acciones, ¿qué falta para que esto ocurra?
Al parecer poco a poco se irá volviendo a la normalidad a pesar de las indicaciones de las entidades sanitarias y aprenderemos a la fuerza a convivir con este virus, así como lo hicimos con otros tantos, entonces esta cuarentena más todo lo que pudo haber generado en mi vida y en la de los demás pasará a ser sólo un recuerdo y seguiré actuando igual.

Boris J. Abadía V., yumbeño radicado en España hace 18 años.
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Lo que dices es muy cierto,
Por desgracia solo miramos las pelusas de nuestro ombligo, el virus no ha hecho cambiar el pensamiento para bien.
Somos una sociedad egoísta en la que prevalece el bien personal al bien común, una sociedad en la que tienen más peso los likes en las redes sociales que los verdaderos actos altruistas, una sociedad en la que los influencers son más importantes que los médicos.
El Covid19 ha sido un examen ya sea de Dios o de la misma tierra en la que teníamos que “probar” nuestra humanidad y creo que hemos “reprobado” .